domingo, 2 de marzo de 2014

ELOGIO DE LA PALABRA

Por Aida Jaramillo Isaza ( Fragmentos del artículo Elogio Mínimo de la Palabra.
Revista Manizales, Colombia Marzo-Abril 2002)
 
Como ya he tenido la oportunidad de escribir varias veces sobre el valor intrínseco de la palabra humana que es espíritu y vida además de sagrado patrimonio que solo al hombre fue dado y que le dignifica y enaltece, quiero hoy en vez de repetir mis ideas, traer acá las de otros en la seguridad de que merecen ser recordadas y han de servirle a alguien, en más de una ocasión, para enderezar el rumbo de sus pensamientos y retomar el camino del Ideal.
“Viene ahora la bella reflexión que a manera de diálogo entre el Creador y el hombre trae en su célebre opúsculo EL MILAGRO MAS GRANDE DE LA NATURALEZA el popular autor Og Mandino: “Puedes hablar. Ninguna otra de mis criaturas puede hacerlo y tus palabras pueden calmar al enojado, animar al abatido, estimular al cobarde, alegrar al triste, acompañar al solitario, premiar al valeroso, alentar  al vencido, enseñar al ignorante, y decir TE AMO”
Y de ninguna manera podría faltar en este recuento un fragmento siquiera del apasionado texto que sobre la palabra escribiera Pablo Neruda: “…Que buen idioma el mío qué buena lengua heredamos de los  conquistadores torvos…Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por Las américas encrespadas, buscando patatas butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo…Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías…Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra. Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes…el idioma.. Salimos perdiendo…Salimos ganando…Se llevaron el oro y nos dejaron el oro…Se lo llevaron todo y nos dejaron todo…Nos dejaron las palabras”

LA CONSIGNA ES RESISTIR:

(Fragmentos del comentario de la destacada escritora colombiana Aida Jaramillo Isaza
Sobre el libro de Ernesto Sábato: LA RESISTENCIA.
 
“Cinco cartas y un epílogo conforman el texto de este libro publicado en el año 2000, cuando Sábato tenía 89 años, con  una envidiable lucidez mental y una admirable capacidad de análisis, el autor nos lleva como de la mano a contemplar en su desgarradora realidad la situación actual de la humanidad y el trágico devenir del mundo contemporáneo en el cual parecen naufragar los altos valores del espíritu, dando paso a la deshumanización de las personas y a su masificación y explotación.
Leyendo estas 48 páginas escritas con el alma y a impulsos de un gran amor por el ser humano se experimentan las más diversas emociones y se pasa del abatimiento profundo que bis embarga ante la degradación del hombre, a la firme esperanza de que no todo está perdido mientras existan seres capaces de resistir y de mantener vigentes principios y valores, únicos que “nos pueden salvar de este terremoto  que amenaza la condición  humana”
Todo el libro es un grito potente llamado a despertar consciencias, una luz vivísima capaz de esclarecer las sombras; un sentimiento apasionado de amor y de dolor, pero es también un mensaje pleno de esperanza en la capacidad espiritual del ser humano y en su poder de resistencia frente a situaciones límites porque de los obstáculos surgen nuevos caminos “y a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer”
 
Gracias Ernesto Sábato, por eta apasionada defensa de los valores humanos y por esta afirmación gozosa de nuestra dignidad de personas.  Gracias por esta invitación n apremiante a rescatarnos a nosotros mismos de la indiferencia colectiva para revivir el amor, la ternura, el diálogo, la compasión. Gracias por este enérgico llamado que resuena vibrante, en el corazón y que al confirmarnos en nuestras convicciones más íntimas derriba las murallas del egoísmo y nos abre a la comprensión y a la tolerancia. Gracias, en fin queridísimo Sábato por esta Luz, esta Fuerza y esta Esperanza.
La consigna es RESISTIR, sean cuales fueren las circunstancias, y hacerlo hasta el final, con alegría y confianza, porque solo así tiene sentido el vivir y tiene sentido el luchar”