Nereyda Barceló Fundora
En
un mundo convulsionado por profundas contradicciones, en medio de
enormes conflictos sociales, prolongado guerrerismo, catástrofes
naturales y augurios de males que presagian desastres ecológicos mayores
aún de los que han sucedido; y que hace totalmente insegura la
sobrevivencia de la especie humana.
Cuando el desarrollo de la ciencia y la técnica ha alcanzado un poder ilimitado producto
de
los avances tecnológicos…surge como un fantasma, se desarrolla y crece
el hombre “Light” o mejor atrevámonos a decirlo, el más mediocre de los
hombres. Donde puede incluirse el hombre máquina, el hombre
supermercado, el hombre veleta, el hombre narcisista, el hombre
endiosado y el hombre esclavo, sobre todo del dinero.
El
término “Light” se ha empleado como expresión publicitaria en los
países desarrollados para ofrecer o vender una serie de productos de
menor valor energético.
De
esa forma, en un ambiente lleno de superficialidades, surge ese hombre
que es ligero, suave aéreo, débil, pero indudablemente posee un cierto
atractivo que lo hace a veces divertido antes de conocerlo
profundamente.
Por
ejemplo ese tipo de hombre lo toma hoy todo sin calorías, el café sin
cafeína, el tabaco sin nicotina, el azúcar sin glucosa, es
característico que para él todo esté desvalorizado, y por tanto hace que
en su vida, también carezca de interés la esencia de las cosas, ya que
para él solo lo superficial es válido.
Como
la existencia la vive desde lo superficial, lo “Light” en él se impone
tanto, que asume una indiferencia por saturación, de fenómenos que
conoce de todo el planeta, pero que ignora los de su propia familia y
crea una apabullante frivolidad hasta llegar al ascenso del egoísmo
humano.
Ese hombre está falto de una proyección personal coherente que tenga suficiente fuerza para arrastrarlo hacia el futuro.
Dicen
los estudiosos que en los países desarrollados, el ser humano ha pasado
del mito de Prometeo al mito de Narciso, aunque hay sus excepciones.
Recordemos que
Prometeo encarnó la fuerza, el saber, el riesgo, que fue al Olimpo y
robó el fuego a los dioses y es reemplazado en estos tiempos marcados
por lo débil y lo efímero en la figura de Narciso.
Ante
este fenómeno, es necesario activar las alertas denunciadoras y las
respuestas inmunizadoras por tan peligroso virus que destruye los
valores humanos.
Sabemos
que este nuevo siglo trae consigo ricas promesas de desarrollo
tecnológico, pero también la sociedad está amenazada por múltiples
insidias y peligros en terrenos vitales como la ingeniería genética, el
descomunal desarrollo económico y la imprescindible e imparable carrera
de los inventos poderosísimos de los medios de comunicación y sobre todo
de la carrera armamentista.
Ese
hombre superficial y del cual debemos defendernos y defender a nuestros
hijos, es destructor de los valores humanos, vive en el constante
ajetreo de la sociedad de consumo y eso lo vacía de su profundidad, le
hace, en fin, vivir en la superficie de si mismo, porque no es más que
un hombre desechable .Ante esos amenazantes peligros, proyectamos como
contrapartida del hombre “Light” a nuestro Hombre de la Esperanza , el
modelo de hombre que espera contra toda esperanza, que busca
fraternidad y construye fraternidad, lucha por la solidaridad y la
justicia, mira más allá de si mismo y trabaja porque el poder no
sustituya al amor.
El
hombre de la Esperanza, es aquel que a pesar de la oscuridad, de la
muerte y de la desolación, se abre a la alegría e intenta ser luz en la
oscuridad. Sabe que tiene el triunfo al alcance de la mano, aunque
parezca imposible .El ve y siente, no el triunfo del poderoso que
domina, sino el de la normalidad, de lo corriente, de lo simplemente
hermoso.
El Hombre de la Esperanza , puede ser usted o yo y buscar el éxito de nuestras vidas
por
estos sitios adornados de palmeras y tocororos, al borde de este
caribeño mar, donde están todas esas riquezas que llamamos frescura del
alma, agilidad para soñar y así disfrutar de este paraíso, en el cual a
veces no nos damos cuenta que vivimos…y también para resaltar, por qué
no, las indudables virtudes que pueden tener otras personas.
El Hombre de la Esperanza es aquel que aprende a decir a ejemplo de Martí: “Hijo
espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento
humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti”.
Algunas características del Hombre “Light”:
- Es buscador de placeres sensoriales
- No transmite a sus hijos valores como la fe, la honestidad y el amor.
- A sus allegados le sugiere que se acomoden, que trepen, que les pasen por arriba a los demás.
- Repudia el talento creador y le pone zancadillas a los que cree que le hacen sombra.
- Es ciego para las auroras, ignora la quimera del artista, el ensueño del sabio y la pasión del apóstol.
- Troca el honor por una prebenda y echa llave a su dignidad por evitarse un peligro.
- Están fuera de su órbita el ingenio, la virtud y la dignidad de otros, a los cuales desdeña.
- No sospecha que existe el infinito más allá de su horizonte y mira siempre el pasado como si tuviera los ojos en la nuca.
Algunas características del Hombre de la Esperanza :
- Tiene paciencia ante las adversidades y el ánimo de las personas entusiastas.
- Estimula
el pensamiento de autenticidad en su actuar de plenitud y libertad, a
partir de la amistad, la sinceridad, la honestidad y la dignidad humana.
- Posee voluntad, tesón, firmeza y cree en lo trascendental.
- Es profundamente espiritual, tiene sentido del honor, es amistoso, comunicativo, alegre, reflexivo y emprendedor.
- El conoce el perfume de las rosas, la gracia de la sonrisa y el rumor de las olas del mar.
- En la puesta de sol, el Hombre de la Esperanza , se viste de luces… para asistir en la noche al desfile de las estrellas.
- El piensa que si las flores pudieran hablar, las palabras tendrían perfume, para comunicar el amor y los valores humanos.
¡Seamos todos hombres y mujeres de la Esperanza!