Un
niño se hizo un barquito de madera y salió a probarlo en el lago, pero
sin darse cuenta, el botecito, impulsado por un ligero viento, fue más
allá de su alcance.
Apenado
corrió a pedir ayuda a un muchacho mayor que se hallaba cerca, para que
le ayudara en su apuro. Sin decir nada, el muchacho mayor empezó a
coger piedras y echarlas, al parecer en contra del barquito.
El
pequeño pensó que nunca tendría su bote otra vez y que el muchacho
grande se estaba burlando de él, hasta que se dio cuenta que en vez de
tocar el bote, cada piedra iba un poco mas allá de éste y originaba una
pequeña ola que hacía retroceder el barco hasta la orilla.
Cada piedra estaba calculada.
Tomado de vitaminas par el alma
Por
último, el juguete fue traído al alcance del niño pequeño, quien quedó
contento y agradecido con la posesión de su pequeño tesoro.
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