Juan Sebastián Celis Maya
La felicidad es uno de los sentimientos más importantes para la integridad humana.
Aquél que no pueda ser en vida, sencillamente no habrá vivido.
La
felicidad la encontramos en múltiples aspectos de nuestra vida, y
muchas veces despreciamos el verdadero valor de ser felices.
La
plenitud total y la felicidad absoluta son los objetivos primarios del
Desarrollo Personal. No tiene sentido crear empresas, empezar negocios,
iniciar proyectos, llevar a cabo ideas y en general, realizar cualquier
actividad si ésta, no nos hace felices.
Sin
embargo muchas personas se olvidan de que la felicidad debe tomar un
lugar importante en sus vidas, y finalmente terminan por dejarla de lado
considerando que para ellos simplemente ha sido negada.
“No
hay felicidad completa” dicen algunos, con el objetivo de excusarse por
el hecho de que ellos no han podido ser felices. La felicidad no debe
esperarse a que llegue, debe crearse.
Todas
las decisiones que tomamos día a día, contribuyen positiva o
negativamente con nuestra felicidad, así que es bastante interesante
analizar a partir de hoy qué tan feliz puedes ser en un futuro, con las
acciones que lleves a cabo en el presente.
Me
gustaría tomar la gran definición que encontré en el artículo
“Felicidad — Valor Personal” escrito por mi amiga Katherine Giraldo.
La felicidad, es sin duda el valor que todos anhelamos en nuestra vida.
La felicidad, es estar satisfechos con nuestra vida, y con todo lo que hay en ella.
Muchos confunden la felicidad con la alegría, pero lo cierto es que la felicidad es duradera, y la alegría pasajera.
No somos alegres, sino que más bien Estamos alegres en algunos momentos, como en otros Estamos tristes.
La felicidad no es Estar, es SER.
Cuando somos realmente felices, no importa lo que pase, no importa si
pasamos por un momento difícil porque igual encontraremos momentos para
sonreír, no importa si caemos porque volvemos a levantarnos, no importa
si fallamos porque volvemos a intentarlo.
Ser felices finalmente, debería ser aquella fuerza motivadora que guíe nuestras acciones día tras día.
De lo contrario, ¿Para qué hacer todo lo que hacemos si no podemos apreciar el valor de la felicidad?