jueves, 11 de julio de 2013

La decencia



Posiblemente uno de los valores que habla más de una persona es la decencia, para vivirla se necesita educación, compostura, buena presencia y respeto por los demás, pero es muy notable la delicadeza que guarda respecto a la sexualidad humana y todo lo que de ella se deriva.

La decencia es el valor que nos hace conscientes de la propia dignidad humana, por él se guardan los sentidos, la imaginación y el propio cuerpo, de exponerlos a la morbosidad y al uso indebido de la sexualidad.

Cuando una persona deja de vivir este valor, su personalidad sufre una transformación poco agradable: muchas de sus conversaciones hacen referencia al tema sexual; continuamente busca algo que estimule su imaginación y sentidos (revistas, películas, Internet, etc.); la mirada se vuelve inquieta, buscando enfocarse en personas físicamente atractivas; asiste a espectáculos y lugares donde la sexualidad humana es sólo una forma de tener placer...

Faltar a la decencia hace que las relaciones con personas del sexo opuesto sean inestables y poco duraderas, fundamentadas en la búsqueda de placer, con una evidente falta de compromiso y obligaciones. Por eso no debe sorprendernos el aumento de infidelidades y divorcios; jóvenes que cambian de pareja con mucha facilidad, madres solteras, orfandad, abortos... 
También la grosería en la familia  y en la sociedad, la falta de respeto a personas mayores, impedidos, niños  y a cualquier persona, así como la vestimenta inadecuada, gestos indecentes y palabras obscenas son síntomas de falta de decencia
 En lugares públicos, donde se reúnen muchas personas se puede apreciar a simple vista quienes no actúan con decencia cuando provocan desordenes sociales, o realizan actos indecorosos que ofenden la moral de  quienes si son decentes.

Lamentablemente, parece ser que en determinados centros de trabajo, quienes poseen un buen físico  aunque tengan poca calidad moral  obtienen un empleo, debido a ello, muchas son las personas que pierden “estupendas” oportunidades de trabajo, por vivir la decencia, por no permitir que se abuse de su condición. ¿Quiénes son los responsables de eso? Seguramente son las personas  con pocos escrúpulos que están al frente de los recursos humanos, quienes abusando de su posición pretenden aprovecharse de la necesidad que los demás tienen. Así es, como, una sola persona es capaz de destruir la imagen de un centro de trabajo.

Al vivir este valor, es decir, la decencia, se garantiza la unión y estabilidad familiar, los hijos pueden contar con la presencia y ayuda de ambos padres; los jóvenes descubren que la verdadera realización personal no se alcanza con la satisfacción de los placeres, sino a través del desarrollo profesional, el trabajo y la formación intelectual; y socialmente las personas no tendrían que preocuparse de la calidad moral de los ambientes que le rodean.
Recopilado por: CL Norberto Baygorria
Uruguay

No hay comentarios:

Publicar un comentario