Los
seres humanos poseen una capacidad que los mueve a realizar cosas de
manera intencionada, por encima de las dificultades o contratiempos de
las mismas.
Todas
nuestras acciones se orientan por aquellas situaciones o cosas que
aparecen como buenas ante nosotros, desde las actividades recreativas
hasta el empeño por mejorar en nuestro trabajo, sacar adelante a la
familia y ser cada vez más productivos y eficientes.
En relación a esta cuestión, podemos decir que nuestra voluntad opera principalmente en dos sentidos:
-
De manera espontánea cuando nos sentimos motivados y convencidos a
realizar algo, como salir a pasear con alguien, empezar con un
pasatiempo, organizar una reunión, asistir al entrenamiento...
-
De forma consciente, cada vez que debemos esforzarnos a realizar las
cosas: terminar el informe a pesar del cansancio, estudiar la materia
que no nos gusta o dificulta, recoger las cosas que están fuera de su
lugar, levantarnos a pesar de la falta de sueño, etc.
Todo
esto representa la forma más pura del ejercicio de la voluntad, porque
llegamos a la decisión de actuar contando con los inconvenientes.
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