REGLA NUMERO UNO
Hay que considerar lo bueno que uno tiene.
Una vez que uno se da cuenta de lo valioso que es y de cuantas cosas
positivas tiene a su favor, las sonrisas volverán saldrá el sol, sonará
la música y uno podrá finalmente avanzar hacia la vida que Dios le
señaló... con gracia, fuerza, valor y confianza.
REGLA NUMERO DOS
Hoy, y todos los días, uno debe dar más de lo que le pagan por hacer.
La victoria del éxito se habrá ganado a la mitad cuando uno aprenda el
secreto de dar más de lo que se espera en todo lo que uno hace. Hay que
hacerse tan valioso en su trabajo que más adelante uno se vuelva
indispensable.
REGLA NUMERO TRES
Cada vez que se cometa un error o se haya sido abatido por la vida, no hay que quedarse demasiado tiempo pensando en ello. Los errores son la forma en que la vida le enseña a uno.
Nadie gana de todas, todos, y las fallas que se tienen, cuando ocurren,
son simplemente parte del propio crecimiento. Nunca hay que rendirse.
Ya llegará el turno de uno.
REGLA NUMERO CUATRO
Uno debe premiar siempre sus largas horas de trabajo y afán de la mejor manera, rodeado de su familia. Hay que alimentar su amor con todo cuidado y recordar que los hijos necesitan modelos,
no críticas, y el propio progreso se intensificará cuando uno se
esfuerce constantemente por presentar el mejor aspecto de uno mismo a
los hijos.
REGLA NUMERO CINCO
Hay que levantar este día sobre una base de pensamientos agradables.
¡Hay que sonreír ! Marco Aurelio, ese sabio emperador y filósofo de la
antigua Roma, nos dijo que nuestra vida es lo que de ella hacen nuestros
pensamientos. Buena o mala. Desdichada o feliz. Triunfante o
desesperada. Buda lo dijo de una manera todavía más enérgica: ‘Todo lo
que conocemos es consecuencia de lo que hemos pensado. La mente es todo.
Nos convertiremos en lo que pensamos . No importa como se quiera
llamarlo, los pensamientos positivos son productivos, los pensamientos
negativos estorban y destruyen.
REGLA NUMERO SEIS
Siempre hay que dejar que las propias acciones hablen por uno,
aunque todo el tiempo hay que estar en guardia contra las terribles
trampas del falso orgullo y la vanidad que pueden detener el propio
avance.
REGLA NUMERO SIETE
Cada día es un don especial de Dios,
y si bien es posible que la vida no siempre sea justa, uno no debe
dejar nunca que las penas, las dificultades y las desventajas del
momento envenenen la actitud y los planes que uno tiene para sí mismo y
su futuro.
REGLA NUMERO OCHO
Uno nunca debe llenar sus días ni sus noches con tantas nimiedades y cosas insignificantes
como para no tener tiempo de aceptar un verdadero reto cuando éste se
presente. Esto es válido tanto para el juego como para el trabajo. Un
día meramente sobrevivido no es ocasión de festejo. Uno no está aquí
para desperdiciar sus preciosas horas, cuando tiene la capacidad de
lograr tanto si hace una pequeña modificación en su rutina. Ahora,
¡Ahora mismo! ¡No mañana!
REGLA NUMERO NUEVE
Hay que vivir este día como si fuera el último de su vida.
Hay que recordar que sólo se encontrará la expresión "mañana" en el
calendario de los tontos. Hay que olvidar las derrotas del ayer y no
tomar en cuenta los problemas del mañana. Eso es todo.
REGLA NUMERO DIEZ
A
partir de hoy, uno debe tratar a todas las personas que encuentre, sean
amigas o enemigas, conocidas o extrañas, como si fueran a morirse a
medianoche. No importa qué tan trivial sea el contacto, Hay que brindar a cada persona toda la atención, amabilidad comprensión y afecto que uno pueda mostrar, y hay que hacerlo sin pensar en ninguna recompensa. Su vida nunca volverá a ser igual.
REGLA NUMERO ONCE
Hay que reírse de sí mismo y de la vida.
No con el ánimo de burlarse ni de autocompasión plañidera, sino como un
remedio, como un medicamento milagroso, que le mitigará a uno el dolor,
le curará la depresión y le ayudará a poner en perspectiva la derrota
aparentemente terrible del momento. Nunca hay que tomarse demasiado en
serio.
REGLA NUMERO DOCENunca deben descuidarse los detalles, ni escatimarse ese esfuerzo adicional, esos cuantos minutos de más, esa palabra suave de alabanza o agradecimiento, esa entrega de lo mejor que uno puede hacer. Usted es alguien especial. Debe actuar como tal. ¡Nunca deben descuidarse los detalles!
REGLA NUMERO TRECE
Hay que recibir cada mañana con una sonrisa.
Uno debe considerar el nuevo día como otro regalo especial de su
Creador, otra oportunidad dorada para completar lo que uno no pudo
concluir ayer. Hay que motivarse uno mismo. Hay que dejar que la primera
hora establezca el tema del éxito y la acción positiva que con toda
seguridad resonará durante todo el día. El día de hoy nunca volverá a
ocurrir.
REGLA NUMERO CATORCE
Uno logrará su gran sueño, un día a la vez, así es que hay que fijar metas para cada día
- no proyectos largos y difíciles, sino tareas que lo llevarán a uno,
paso a paso, hacia su arcoiris. Debe anotarlas, si así le parece, pero
hay que limitar la lista de manera que no se tengan que arrastrar las
cuestiones inconclusas de hoy hacia el mañana. Hay que recordar que uno
no puede construir su pirámide en veinticuatro horas. Hay que ser
paciente. Nunca debe dejar que su día esté tan lleno de actividades que
se descuide la meta más importante - hacer lo mejor que pueda, disfrutar
este día y mantenerse satisfecho con lo que ha logrado.
REGLA NUMERO QUINCE
Uno no debe permitir nunca que nadie le eche a perder su desfile
y de esa manera arroje una sombra de tristeza y derrota en todo el día.
Hay que recordar que no se requiere nada de talento, ni abnegación, ni
inteligencia, ni carácter, para estar en el equipo de los que encuentran
fallas. Nada externo puede tener poder sobre una a menos que uno lo
permita. El tiempo es demasiado precioso para sacrificarlo en días
desperdiciados combatiendo las fuerzas rastreras del odio, los celos y
la envidia.
REGLA NUMERO DIECISÉIS
Hay que buscar la semilla del bien en todas las adversidades.
Cuando uno domina ese principio, posee un valioso escudo que lo
protegerá bien a través de todos los oscuros valles por donde tenga que
pasar. es posible ver las estrellas desde el fondo de un pozo profundo,
en tanto que no pueden distinguirse desde la cima de una montaña. de la
misma manera, usted aprenderá de la adversidad cosas que uno no habría
descubierto jamás sin dificultades. Siempre hay una semilla del bien.
Uno debe encontrarla para prosperar.
REGLA NUMERO DIECISIETE
Uno debe darse cuenta que la verdadera felicidad radica dentro de uno mismo.
No hay que desperdiciar tiempo ni esfuerzo en buscar la paz, la alegría
y el gozo en el mundo externo. Hay que tener presente que no hay
felicidad en tener u obtener, sino únicamente en dar. Hay que dar.
Compartir. Sonreír. La felicidad es un perfume que no se puede escanciar
en los demás sin que unas cuantas gotas caigan en uno mismo.
¿La
felicidad... es una mariposa? Tal vez no. "Muy poco se necesita para
hacer una vida feliz", escribió Marco Aurelio, "todo se halla dentro de
uno mismo, en su manera de pensar". Uno buscará la felicidad eterna y
fracasará, a menos que la busque dentro de sí mismo, en su corazón y en
su alma, y luego comparta lo que posee sin pensar en ninguna
recompensa..
Hay
que comunicarse con los demás. La felicidad no es sino el producto
secundario de la manera en que uno trata a sus semejantes. Ahora es el
momento de ser feliz. Aquí es el lugar para ser feliz. Hay que aprender y
comenzar a vivir según las reglas que se le han entregado a usted,
reglas que se le presentaron con mucho amor, y compartir su mensaje con
otros que piden su apoyo. Sólo entonces aparecerá la mariposa y se
posará ligeramente en su hombro mientras suena la cajita de música.
Nunca hubo, ni habrá una mejor manera de vivir.
Tomado de Vitaminas para el Alma
No hay comentarios:
Publicar un comentario