Ejercicios Espirituales Ignacianos en la Vida Cotidiana.
Ama a los que te rodean…
“Que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos."
(1ª San Juan 3, 18)
(1ª San Juan 3, 18)
Vivimos
en la sociedad de las palabras. Algunos dicen que padecemos una
inflación de la palabra... Nos hemos acostumbrado a usar palabras sin
hechos y por eso hay tanta palabra vacía que no nos llena…
Con
la palabra podemos decir te quiero a alguien y alegrarle el día, pero
también podemos mantenerla callada y dejar a los otros desconcertados.
Tenemos
miedo a las palabras porque son un arma que nos puede ayudar o atacar,
depende el cómo se use. La mejor palabra es la que se dice para iniciar o
respaldar lo que hacemos. No es bastante decir a los demás "te quiero",
hay que demostrarlo con la vida.
Quien
más alegrías y problemas nos causan son precisamente los que nos
rodean, los que tenemos cerca. Un desconocido nos dejará indiferente.
Las alegrías y las penas nos las producen los que tenemos a nuestro
alrededor. No nos debe de extrañar, en momentos concretos, que sean
ellos los que producen nuestras heridas más intensas y nuestras alegrías
más profundas.
El
amor no es sólo para decirlo, hay que demostrarlo, incluso, (y aunque
parezca extraño) con los más cercanos. No vale aquello que dicen muchos:
"ya él/ella, sabe que la quiero…" La mejor manera es decirlo… y
demostrarlo con hechos…
Hay
personas que están tan preocupadas en querer y ayudar a los demás, que
se olvidan de querer y ayudar a los que tienen más cerca…
Te propongo lo siguiente:* Identifica a las personas cercanas (familia, amigos, etc.) que más quieres.
* Pregúntate qué muestras de cariño y ternura has tenido con ellos…
*
Ten algún gesto de cariño hacia ellos: una llamada para saber cómo
están…, regalar un pequeño detalle…, decir palabras de ánimo…
Quiera Dios que esta tarea que comienzas esta semana, la vivas cada día el resto de tu existencia.
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