De Alce Negro, hombre santo de los sioux oglala
(1863_1950)
Gran Padre, Gran Espíritu, otra vez susténtame sobre la
tierra y reclínate para escuchar mi endeble voz. Viviste primero, eres más
antiguo que toda necesidad más viejo que toda plegaria.
Todas las cosas te pertenecen: los bípedos, los
cuadrúpedos, las alas del aire y
todo lo verde que late.
Estableciste los poderes de los cuatro ´ángulos de la
tierra para que se entrecrucen .Me hiciste recorrer el buen camino y el camino
de las dificultades, y donde se cruzan, el lugar es bendito. El día va, el día
viene, para siempre, eres la vida de las cosas.
¡Oye, inclínate para oír mi tenue voz.
En el centro del círculo sagrado
Has dicho que debo hacer
que los árboles florezcan
Con lágrimas corriendo,
Oh gran espíritu, Oh Gran Padre.
Con lágrimas corriendo debo decir
Que el árbol jamás ha florecido.
Aquí estoy de pie, y el árbol
Luce
marchito
De nuevo evoco la gran visión
que me diste.
Puede ser que una pequeña raíz
de árbol sagrado siga
viva.
¡Nútrela entonces
Para que pueda soltar hojas
Y florecer
Y llenarse de pájaros cantores!
Escúchame que el pueblo pueda de nuevo
Encontrar el buen camino
Y el árbol
protector.
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