...el
drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y
a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de
sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los
breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca
hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra
el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del
mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que
abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.
FIN
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