La puntualidad es
el cuidado y diligencia en
hacer las cosas a su debido tiempo o en llegar a (o
partir de) un lugar a la hora convenida. Por ejemplo: “Necesito que entregues el trabajo con
puntualidad, de lo contrario tendremos problemas con el cliente”, “Llegaste una hora más tarde, tu
puntualidad deja mucho que desear”, “El avión partió con puntualidad, así
que estaremos en Brasil antes del mediodía”.
El valor de la puntualidad varía
de acuerdo a la cultura y el contexto. En
el mundo occidental, se suele considerar que un atraso de unos quince o veinte
minutos es algo tolerable en circunstancias normales (para encontrarse en un
bar, llegar a una casa de visita, etc.). En cambio, las culturas orientales
consideran que cualquier impuntualidad es una falta de respeto.
En este sentido tenemos que
destacar que, por ejemplo, es habitual hablar de lo que se conoce como
puntualidad británica. Un término con el que se viene a dejar patente el hecho
de que los ingleses están considerados personas que siempre llegan a tiempo a
sus citas o compromisos. Aunque claro, siempre hay excepciones.
Parte del origen de esa actual
consideración podemos encontrarla en una serie de novelas tales como las
realizadas por Julio Verne. En ellas se nos presenta siempre al caballero inglés
con su bombín y con su reloj de bolsillo. Este sería el caso, por ejemplo, del
personaje Phileas Fogg que aparece representado de esa manera en la novela que
lleva por título “La vuelta al mundo en 80 días”.
La puntualidad a la hora de
ingresar al puesto de trabajo o a la escuela
también es muy importante. Si la persona no cumple con el
horario previsto, incluso puede ser sancionada, a menos que pueda
explicar el motivo de la impuntualidad.
Hay quienes tienen problemas de
puntualidad, tanto en su vida laboral como en su ámbito más personal. Por ello,
intentan poner remedio haciendo uso algunos de los instrumentos y trucos que
poseen a su alcance. Es decir, alarmas en despertadores y relojes, tener el
reloj de pulsera adelantado varios minutos para así nunca llegar tarde a una
cita, levantarse más temprano para evitar no ser impuntual en el trabajo…
El funcionamiento de los medios de
transporte siempre debe ser puntual ya que, de lo contrario, sus usuarios no
podrán cumplir con sus propias obligaciones temporales: “Quiero respetar la puntualidad, pero
el tren siempre tiene algún retraso”.
En este sentido podríamos destacar
el hecho de que en España la línea de tren de alta velocidad se identifica por
su puntualidad. Tanto es así, que, en el caso de que un tren llegue a su destino
cinco minutos o más después de la hora prevista, el viajero verá como le es
devuelto parte o todo el coste de su billete.
En otros contexto, sin embargo, la
puntualidad es hasta poco habitual. Cuando se anuncia el comienzo de una fiesta
de cumpleaños a las 22 horas, se suele esperar, en realidad, que los invitados
empiecen a llegar a las 23 o más tarde
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