"La tarde"
(Autor Sindo Garay)
La luz que en tus ojos arde,
Si los abres amanece,
Cuando los cierras parece
Que va muriendo la tarde.
Las penas que me maltratan
Son tantas que se atropellan,
y como de matarme tratan
Se mellan unas con otras
Y por eso no me matan.
Porque el bolero se ha universalizado y se conoce en todo el mundo,
las nuevas generaciones deben recordar siempre a las figuras más
prominentes de este género musical genuinamente cubano, que hace más
de cien años acompaña a quienes aman, sueñan, o sufren como románticos
al fin y porque se debe recordar siempre que fue Don Pepe Sánchez
quien, al crear su canción Tristeza en 1893, legitimó esa música,
romántica por excelencia. Por todo ello rememoramos al inolvidable
Sindo Garay, uno de los grandes intérpretes del bolero.
A partir de Don Pepe Sánchez, como ya dijimos, indiscutible precursor
que marcó un hito en la historia de la canción trovadoresca
tradicional cubana, el género se enriquece con la aparición de una
verdadera pléyade de notables sucesores, entre los que descuella Sindo
Garay quien, junto a Manuel Corona, Alberto Villalón y Rosendo Ruiz,
constituyen el llamado grupo de los Cuatro Grandes de la trova cubana.
Sindo Garay, bautizado por Federico García Lorca como "El Gran Faraón
de Cuba", es sin duda, uno de los trovadores cimeros de la música
cubana.
El bolero tuvo en Sindo Garay su mejor exponente, quien le impuso su
peculiar estilo con el rayado de las cuerdas de la guitarra para
cerrar las frases musicales.
A los 10 años de edad compuso su primera canción, "Quiéreme trigueña".
Laboró en trabajos muy humildes, y adolescente se inició en el
movimiento trovadoresco de Santiago de Cuba. Viajó a fines del siglo
pasado por Santo Domingo, (República Dominicana), Puerto Rico y varios
países suramericanos.
Autodidacta, poseyó una intuición extraordinaria. Hacía uso frecuente
de los cromatismos, en forma tan acertada como sorprendente.
Entre sus composiciones más importantes figuran: "La tarde", "Perla
Marina", "Rendido", "Labios de grana", "Clave a Maceo", "Retorna", "La
baracoesa", "La alondra", "El huracán y la palma", "Fernani", "Rayos
de oro", "Tardes grises", "Ojos de Sirena" y "Guarina".
Durante su larga vida, 101 años, tuvo un incansable transitar por su
país donde recibió cientos de homenajes.
De él dijo José Antonio Méndez en 1988: "Tenía una forma Sui Géneris
de armonizar sus canciones. Los profesores al ver sus trabajos
armónicos, no podían menos que asombrarse de que un hombre que no
sabía música pudiera utilizar aquellos recursos armónicos como lo
hacía Sindo Garay. Sus secuencias armónicas sorprendían a los
estudiosos al romper los cánones establecidos por las grandes escuelas
de música. Sindo hacía una serie de combinaciones muy suyas, y sobre
todo utilizaba los bajos de una forma única. Hay que llegar a la
conclusión de que efectivamente Sindo Garay fue un verdadero genio".
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