Al día siguiente el gato cazó dos perdices y de nuevo fue a
ofrecérselas al Rey, quien le dio una propina en agradecimiento.
Los días fueron pasando y el gato continuó durante meses llevando lo
que cazaba al Rey de parte del Marqués de Carabás.
Un día se enteró de que el monarca iba a salir al río junto con su
hija la princesa y le dijo a su amo:
- Haced lo que os digo amo. Acudid al río y bañaos en el lugar que os
diga. Yo me encargaré del resto.
El amo le hizo caso y cuando pasó junto al río la carroza del Rey, el
gato comenzó a gritar diciendo que el marqués se ahogaba. Al verlo, el
Rey ordenó a sus guardias que lo salvaran y el gato aprovechó para
contarle al Rey que unos forajidos habían robado la ropa del marqués
mientras se bañaba. El Rey, en agradecimiento por los regalos que
había recibido de su parte mandó rápidamente que le llevaran su traje
más hermoso. Con él puesto, el marqués resultaba especialmente hermoso
y la princesa no tardó en darse cuenta de ello. De modo que el Rey lo
invitó a subir a su carroza para dar un paseo.
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