Por: Manuel Calviño*
He aquí mis Diez Propuestas:
1. Cuide su salud física y mental.
Su
cuerpo y su mente son las dos grandes herramientas de construcción de
su vida. Si ellas no están en óptimas condiciones, el ejercicio de su
vida será azaroso. La salud no es un don, es un logro. El bienestar no
es solo una condición de poder hacer, sino un modo se sentir, una
alianza con la satisfacción.
2. Haga que el respeto presida cada acto de su vida.
El
respeto es el sustento de sus valores, de la honestidad, de la pureza
verdadera de su alma. Es el sustento de la capacidad de ser justo y
entender a los demás. Es la condición primaria de la convivencia, la
posibilidad de compartir. Democratice su existencia en todos los
escenarios que comparte. Prefiera la persuasión a la imposición, el
diálogo al mandato, la decisión a la obligación coercitiva; así su
propia vida será más plena. La felicidad se fertiliza en el consenso.
3. Cultive su integridad y su amor personal y colectivo.
Así
como no hay amor en quien no se ama a sí mismo, así como no hay respeto
en quien no se respeta a sí mismo, no hay vida plena en quien no
cultiva su coherencia, su integridad, su sensibilidad y su amor personal
y hacia aquellos que lo rodean. Aquel que pierde todo eso se sumerge en
la miseria del alma, se pone a merced del egoísmo y la ignominia.
4.
Tenga su mano dispuesta para darla a quien la necesite. No estamos
solos en el mundo, somos siempre parte de una comunidad humana, la
amistad, la solidaridad, el cariño, el respeto, son más que un gusto o
una necesidad, son una condición misma de nuestra naturaleza humana.
5. Piense antes de hacer, y después de hacer piense.
Haga
sólida alianza con la sabiduría, la prudencia y el saber. Ejercite la
comprensión y la tolerancia. No se trata de una tolerancia resignada,
sino de una tolerancia para el cambio. La agresividad, la violencia y el
rencor son reacciones ajenas a la misión humana, pero tiende a
expandirse cuando se les reproduce. Excluir y eludir la respuesta
violenta, la reacción agresiva, el pensamiento de odio, es evitar su
reproducción.
6. Sea firme en la defensa de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes
No
sea solo una persona que actúa en el espacio particular de su
existencia. Participe, comprométase, exija y cumpla. Comparta sueños,
anhelos y forme parte de su realización colectiva. Que nada humano le
sea ajeno. Lo que sucede en algún lugar a alguien, de alguna manera está
sucediendo también con usted, o quizás le suceda en algún momento de su
vida. Sea un verdadero ser humano, en toda la extensión de la palabra.
7. Haga suceder las cosas y no solo que las cosas le sucedan.
Diga
sí cuando tiene que decir sí, cuando es su opción y decisión personal.
Diga no cuando tenga que decir no, pero analice cuando decida algo que
competa a alguien de los suyos La vida es un acto intencional.
Quien
no decide no vive, tan solo «es vivido». Construya su vida, decida por
su vida, pero afronte los rigores de sus decisiones. Quien opta por la
autoexclusión sigue el camino de su extinción.
8. Haga de su familia su vocación esencial.
La
familia es nuestro origen y nuestro destino. No importa que se comparta
o no el mismo techo o estén muy distantes. No importa si ciertos lazos
fueron rotos. Los nexos esenciales, los vínculos familiares, son para
siempre. Sea madre o padre por vocación y gusto. Eduque a sus hijos y
estará fomentando una vida mejor para todos. Sea buen hijo, buena hija,
buen hermano, buena hermana. Sus padres, sus abuelos, son su historia y
su futuro. La familia es una bendición que nos da la vida y una misión
que esa misma vida nos reclama para su desarrollo.
9. Cultive la fe y crea en la utilidad de la virtud.
Las
creencias humanistas, las que anteponen el ser al tener, el valor a la
pobreza de espíritu, las que convocan al ejercicio de la sensibilidad,
de la solidaridad, más que creencias son auténticos valores. Y cultivar
los valores es convertir la esperanza de felicidad y bienestar en
certeza interna de su consecución.
10. SEA UNA BUENA PERSONA.
Excluya
de su vida las bajas pasiones, los rencores. No se haga eco de la
envidia, ni haga coro con la prepotencia y autosuficiencia. Cultive la
humildad, la sencillez. Asuma ser parte de lo humano, y no se asuma como
el único humano. Formamos parte y somos elementos de una trama hermosa y
sublime: la vida.
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