Nuestro modo de ver la vida, nuestras creencias y nuestros
sentimientos influyen en nuestra salud. Es esencial cultivar actitudes
saludables para sanar nuestro cuerpo y nuestras emociones.
El doctor Gerald G. Jampolsky, psiquiatra americano, profesor de la
Facultad de Medicina de la Universidad de California y autor del libro
básico de la curación de actitudes El Poder Curativo del Amor (Ed.
Alamah), comprobó trabajando en el área de oncología de un hospital
infantil cómo las actitudes –los pensamientos y sentimientos que
albergamos en nuestra mente- desempeñan un papel importante en nuestra
capacidad de recobramos de la enfermedad y de mantenernos sanos. A
partir de esta experiencia, el doctor Jampolsky fundó en 1975 el
primer Centro de Curación de Actitudes (Center for Attitudinal
Healing) en Estados Unidos. Hoy existen más de cien centros de este
tipo en todo el mundo. El se inspiro en el curso de milagros, y lo
tradujo a guías y principios breves, enmarcados en un trabajo grupal
sostenido por acuerdos y normas, que fue creado para acompañar a
pacientes oncológicos. Luego se fue extendiendo a las familias, y
luego a otras crisis de vida, como duelos, separaciones, enfermedades,
y finalmente a todas las crisis de la vida. Actualmente funciona en
más de 30 países, como un movimiento sin fines de lucro, sin credos
religiosos ni políticos, completamente abierto a toda persona que
necesite contención en situaciones difíciles de la vida, o simplemente
como un espacio de crecimiento interno y autoconocimiento.
En Argentina este grupo funciona desde el año 2004, primero funcionó
en quinta esencia en Bahía Blanca, luego en Tornquist y finalmente en
mayo del 2006 se inició en Sierra de la Ventana. Actualmente nos
reunimos todos los miércoles de 14:30 hs. A 17 hs.
La curación por la actitud o curación de actitudes es un sistema de
desarrollo personal útil para prevenir la enfermedad, para apoyar el
propio proceso de curación y para transformar nuestra manera de
relacionarnos, preparándonos también para apoyar a otros en esa misma
dirección.
Se trata de un proceso encaminado a sanar la mente que repercute
favorablemente sobre el cuerpo, modificando la percepción acerca de
los acontecimientos, las personas y nosotros mismos para poder
experimentar bienestar y paz interior. En definitiva, la sanación de
actitudes constituye un modo de vida aplicable en cualquier contexto y
momento, en la salud y en la enfermedad.
Cambiar nuestra actitud ante la vida previene enfermedades y
transforma nuestras relaciones.
Al incorporar a nuestras vidas a la curación de actitudes, también
contribuiremos al desarrollo de nuestra inteligencia emocional. Ésta
es fundamental para regular nuestras relaciones tanto con nosotros
mismos como con los demás.
La inteligencia emocional nos permite:
• Reconocer nuestros sentimientos.
• Tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales.
• No buscar recompensas inmediatas.
• Regular nuestros estados de ánimo.
• Evitar que la angustia interfiera en nuestras facultades racionales
y, motivarnos y perseverar a pesar de las posibles frustraciones de la
vida.
• Desarrollar actitudes saludables implica mejorar nuestro grado de
inteligencia emocional.
ACTITUDES SALUDABLES:
• Practica la autoobservación.
Darte cuenta a tiempo de cuándo vas a adoptar actitudes insanas y
aprovechar para practicar las que son saludables sólo es posible si la
mente está serena. Dedica unos minutos varias veces a lo largo del día
a parar interiormente para autoobservarte. Al menos una vez cada hora,
céntrate en lo que sientes tanto física como emocionalmente y reposa
ahí unos segundos. Después continúa con lo que hacías. Esta práctica
es la más importante y la que facilita todas las demás.
• Vive el presente.
El presente es el único tiempo que existe, puesto que el pasado ya
pasó y el futuro está por venir. Cuando le das muchas vueltas a una
misma película sobre tu pasado que te genera conflictos y miedo, o
deseas cambiar lo que pasó, cultivas actitudes no saludables. Es mejor
para tu salud física, mental, emocional que aceptes tu historia tal
como es y te centres en vivir el momento presente.
• Exprésate positivamente.
Para no acumular resentimiento y moderar la ira y la culpa, es bueno
usar el lenguaje positivo como herramienta de comunicación. No se
trata de que digas que está bien lo que crees que está mal o te
disgusta, ni que minimices lo que para ti es importante. Consiste en
expresar claramente tus necesidades con un lenguaje objetivo. Cuando
tengas que expresar algo negativo, deja claro que lo que disgusta es
una conducta o una actitud y no la persona a la que te diriges. Así,
decir “me molesta que no quieras venir conmigo” es mejor que “sólo
piensas en ti”.
• Ama más y teme menos.
Contempla el mundo como un lugar de aprendizaje y proponte a diario
pensar en ti y en los demás como personas que viven ya sea brindando
amor en sus múltiples facetas o pidiendo ayuda a los demás de maneras
diferentes. Cada día predisponte conscientemente a encontrar algo
positivo en ti mismo, en los demás y en lo que suceda y exprésalo.
Practica el reconocimiento y el elogio.
• Abandona el rol de víctima.
Deja de sentirte una víctima del mundo y renuncia a los pensamientos
negativos. Si bien es cierto que lo que sucederá no depende sólo de
ti, también es cierto que tú contribuyes a ello. ¿Cómo? Cambiando tus
pensamientos, renunciando a los que te causan dolor y cultivando los
que te generan paz interior y te predisponen hacia el perdón, la
reconciliación y la unión; tomando la decisión de ver las cosas de
otra manera. Piensa y actúa en positivo para sentirte mejor.
• Comparte tus emociones.
Reúnete con personas que experimentan situaciones similares a la tuya.
Con ellas te sentirás escuchado y aceptado sin tener que dar una
“imagen adecuada” a las necesidades o demandas de tu entorno. Los
grupos de curación de actitudes son ideales para hacerlo.
• Ábrete al cambio.
Nuestras actitudes, nuestros patrones habituales de respuesta y
nuestra posición general frente a la vida, en gran medida se
determinan por nuestra personalidad y nuestras experiencias. Pero esto
no significa que no podamos hacer nada para cambiarlas. Tú puedes
decidir qué aspectos quieres transformar.
• Busca la paz interior.
Eres responsable de tu felicidad en la medida en que siempre puedes
optar por la paz en vez de por el conflicto. Cuando dudes sobre qué
hacer o qué decir, pregúntate si con ello contribuyes a la paz o al
conflicto, a la reconciliación o a la separación. Cuanto más lo
practiques, más optarás de una manera natural por lo saludable.
• Aprende a perdonar.
Todos los días, antes de irte a dormir, retírate un rato en silencio y
soledad, rebobina tu jornada y practica el perdón a ti mismo y a los
demás aceptando la realidad tal y como fue. Acepta a los demás y a ti
mismo, con sus virtudes y defectos, con sus fortalezas y debilidades,
y concéntrate en las experiencias felices de la jornada. Descubrirás
que ésta es la mejor medicina para el insomnio y para liberarte del
sufrimiento.
Enviado por Lic.Yoanis Fernández