M.ª DOLORES F.-FÍGARES
A
pesar de que disponemos de los más sofisticados instrumentos para la
comunicación, seguimos comprobando que el aislamiento y la soledad se
manifiestan en nuestra sociedad de manera constante, con sus
desgarradores efectos de sufrimiento y dolor.
Para
muchos seres humanos resulta difícil y complicado relacionarse con los
demás, de tal manera que resulta más fácil soportar situaciones extremas
que las tensiones que produce la convivencia con los otros, tal como se
encargan de hacernos creer no pocos programas de televisión.
Sin
embargo, las relaciones humanas se encuentran en la base de nuestra
realidad de manera fundamental. Por algo Platón, que era un gran sabio,
dio a sus obras filosóficas la forma de diálogos, para mostrarnos cuál
es la vía esencial para acceder al conocimiento. Llegar a ser filósofo,
que es una aspiración que nosotros proponemos, requiere el ejercicio del
arte del diálogo, como medio principal que nos permita acercarnos al
viejo ideal de fraternidad universal que unifique a la humanidad más
allá de las diferencias de matices y haga realidad el sueño de la paz.
De alguna manera, ser filósofo significa aprender a dialogar, partiendo
del conocimiento de uno mismo y abriéndose humilde y generosamente a los
otros.
El
arte del diálogo requiere de nosotros no solo que tengamos algo que
decir y lo hagamos con claridad, sino también que sepamos guardar
silencio y escuchar, que son las dos condiciones aparentemente opuestas
que se armonizan en la civilizada transmisión de pensamientos y
emociones, que es la base de la comunicación humana.
Como
en tantos otros aspectos, reconozcamos las facilidades que nos ofrece
Internet para practicar este arte y hagamos de nuestro diálogo un camino
para el conocimiento y la paz.
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