Vivir en un mundo lleno de ambición sin ser ambicioso
significa, realmente, amar algo por sí mismo sin buscar
recompensa, un resultado; y eso es muy difícil, porque
todo el mundo, todos nuestros amigos, nuestras
relaciones, todos están luchando para triunfar, para realizarse
personalmente, para ser alguien. Pero comprender todo
esto, libramos de ello y hacer algo que realmente
amamos -no importa qué, por modesto o poco reconocido que
sea-, eso, pienso, despierta el espíritu de grandeza que nunca busca aprobación ni recompensa, que
hace las cosas por amor a ellas mismas y que, por lo tanto, tiene la fuerza y la capacidad de no quedar
atrapado en la influencia de la mediocridad.
Pienso que es muy importante que vean eso mientras son
jóvenes, porque las revistas, los periódicos, la televisión y la radio acentúan constantemente el culto al
éxito, y con eso alientan la ambición y la competencia que engendran mediocridad de la mente. Cuando ustedes son
ambiciosos, están ajustándose meramente a un patrón particular de la sociedad, sea en América, en
Rusia o en la India; por lo tanto, están viviendo en un nivel muy superficial.
Cuando dejen la escuela e ingresen en el colegio, y más
tarde se enfrenten al mundo, me parece que lo importante es que no se rindan, que no inclinen sus
cabezas ante las distintas influencias, sino que las afronten y las comprendan tal como son y vean cuál es la verdadera
significación y el valor que tienen; y que hagan todo esto con espíritu bondadoso y gran fuerza interior, lo
cual no creará más discordia en el mundo.
Pienso, pues, que una verdadera escuela debe traer una
bendición al mundo merced a sus estudiantes.
Porque el mundo necesita una bendición, se encuentra en
un estado terrible; y la bendición podrá venir sólo cuando nosotros, como individuos, no estemos buscando el
poder, no estemos tratando de satisfacer nuestras ambiciones personales, sino que tengamos una clara
comprensión de los inmensos problemas con los que todos estamos enfrentados. Esto requiere una gran
inteligencia, la cual implica, en realidad, una mente que no piensa de acuerdo con ningún patrón particular, sino que
es libre en sí misma y, por lo tanto, tiene la capacidad de ver lo que es verdadero y dejar de lado lo que es
falso.
PENSAMIENTOS DE KRISHNAMURTI
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