Las dudas pueden aparecer a menudo
cuando debemos tomar una decisión importante, tras haberla tomado o cuando
estamos en una determinada situación (como una relación de pareja o un puesto de
trabajo) y no tenemos claro si deseamos continuar o no.
Las dudas aparecen porque tenemos la
capacidad para imaginar un futuro alternativo y diferente, pero no la capacidad
para adivinar si ese futuro sería realmente mejor que el que tenemos.
Por tanto, cuando algo va mal y
necesitamos hacer algún cambio pero no estamos seguros de si ese cambio nos hará
sentir mejor o será un error pueden aparecer las dudas. Este miedo a
cometer un error,
tomar una mala decisión y acabar en una situación peor que la que nos
encontramos, suele ser la causa principal de las dudas.
Las dudas pueden ser de diverso
tipo:
1. Las
relativas al pasado. Tal vez acabas de tomar una decisión pero no
estás totalmente satisfecho con el resultado. Entonces puedes plantearte si no
habría sido mejor elegir alguna de las otras alternativas que te planteaste y
empiezas a darle vueltas dudando de lo que has hecho. Lo mejor que podemos hacer
con estas dudas es abandonarlas lo antes posible, porque no tienen ningún
sentido, pues que no podemos cambiar el pasado. Ya no importa si la decisión fue
buena o mala, sino lo que vas a hacer a partir de ahora. Por ejemplo, si tras
tomar una decisión descubres que el resultado no es tan bueno como esperabas,
puedes pensar qué otros cambios puedes hacer para mejorarla, pero no tiene
sentido perder el tiempo dando vueltas mentalmente a lo que podría haber pasado
si te hubieras decantado por otra de las opciones posibles.
No sabes si habría sido mejor o peor y
nunca lo sabrás, porque no puedes vivir varias vidas al mismo tiempo. Por tanto,
saca esas dudas de tu mente y concéntrate en el presente, en lo que tienes ahora
y cómo sacarle el mayor partido posible o cómo mejorarlo.
2. Las
dudas antes de tomar una decisión. Aparecen cuando estás dudando
entre varias posibilidades, sin acabar de decidirte.
Para resolverlas puedes recurrir al uso
de estrategias de
toma de decisiones y
seguir unos pasos concretos que te ayudarán a resolver tus dudas.
3. Las dudas sobre si salir o no de una
determinada situación. Puede que se trate de una relación de pareja, un
trabajo, un lugar de residencia o cualquier otra situación con la que no estás
del todo satisfecho y te preguntas si sería mejor dejarlo e intentar buscar algo
nuevo o diferente. Es entonces cuando pueden aparecer dudas como: ¿Y si no
encuentro un trabajo mejor? ¿Y si rompo esta relación y luego me siento solo? ¿Y
si me voy de esta casa o ciudad y acabo en un lugar donde me siento peor?
Como ves, el miedo al futuro juego un
papel importante; es el miedo a lo que nos encontraremos una vez dado el paso.
El pesimismo y la sensación de falta de control sobre nuestras vidas juegan
también un papel fundamental. Cuando eres
optimista y cuando
piensas que hagas lo que hagas y tomes la decisión que tomes, la vida puede
traerte cosas buenas o cuando sientes que controlas tu vida y que si la vida no
te está trayendo algo bueno puedes salir a buscarlo y construirte una vida
mejor, entonces no tendrás tantas dudas.
Es decir, tu modo de pensar acerca de ti
y de tu vida puede ser el último responsable de que tengas dudas continuamente.
No es la situación en sí la que te hace dudar, sino el miedo, el pesimismo, la
baja autoestima, la sensación de falta de control, la sensación de falta de
capacidad. Y estos serían los problemas que tendrías que abordar en primer
lugar.
Por ejemplo, puedes ser cierto que si
rompes tu relación de pareja te sientas solo al principio o eches de menos
ciertas cosas que compartías con tu pareja. Eso lo perderás, sin duda. Pero
puedes ganar otras cosas diferentes. Depende de cómo decidas enfocar tu vida. Es
decir, depende de ti en gran medida. Incluso si tomas una decisión aparentemente
mala que te lleva a una situación dolorosa, no va a durar para siempre. Puedes
seguir buscando, imaginando, persiguiendo metas, haciendo cambios, pensando
nuevas posibilidades, de manera que lo que al principio parece ser una mala
decisión, puede acabar trayendo algo muy bueno a tu vida, con tu esfuerzo y
empeño.
Es decir, lo importante no es si
tomamos buenas o malas decisiones, sino lo que hacemos con nuestra vida en cada
momento, estemos donde estemos. Cuanto más creas en tu capacidad para
construir tu propia vida, más posibilidades tendrás de ser feliz, incluso con
una vida llena de malas decisiones, porque la vida puede dar muchas vueltas y
convertir lo malo en bueno y lo bueno en malo en cada recodo del camino.
Lo que importa es lo que podemos hacer nosotros en cada momento y
lo dispuesto que estemos a hacer
algo.