Por crecimiento personal se entiende la
actualización de las potencialidades humanas (psicológicas y espirituales) que
la persona puede hacer más allá de su desarrollo natural en función de la edad.
Con el trabajo de crecimiento personal la persona aumenta sus posibilidades de
pensar, sentir y actuar de una manera saludable y plena. Es un trabajo distinto
al que puede hacerse con la psicoterapia, destinada ésta a resolver problemas
puntuales concretos. Sin embargo, a veces ambos tipos de trabajo coinciden y se
complementan.
Se podría decir que la
psicoterapia trata de ordenar algo que está desordenado, es decir, es el paso de
la desorganización a la organización, del caos al equilibrio, mientras que el
crecimiento personal trata de llegar a la plenitud, es decir, una vez que ya se
tiene la organización y el equilibrio desarrollar la propia capacidad para el
gozo, la vitalidad y la creatividad.
Una metáfora que
puede ayudar a diferenciar el trabajo de psicoterapia del trabajo de crecimiento
personal, es imaginar que cada persona tiene su propio jardín y es responsable
de cuidarlo. El trabajo de psicoterapia consiste en limpiarlo de piedras,
matojos y malas hierbas, remover la tierra, tapar los hoyos, etc., o sea, en
dejar el terreno en buenas condiciones, mientras que el trabajo de crecimiento
personal consiste en, estando ya limpio el terreno, regar y cuidar lo mejor
posible las plantas y flores para que crezcan sanas y hermosas, expresando toda
su belleza para deleite propio y de los
demás
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