Sin embargo, no nos damos cuenta que nuestra vida es una rueda. Y que por tanto, para que funcione correctamente, debemos de tener todas nuestras áreas cubiertas de una u otra manera. Por ello, una persona que tiene problemas de autoestima, o una baja autoestima, se traduce en una gran cantidad de problemas en diversos ámbitos de su vida.
Una persona con baja autoestima suele sentirse más infeliz y mucho más limitada en cuanto a lo que puede o debe hacer. Dichas personas se caracterizan por:
• Mayor tendencia a la depresión y a sufrir ante las adversidades.
• No se sienten seguras de sí mismas.
• Tienen miedo a expresar sus gustos y opiniones.
• Son mucho más vulnerables y suelen tomarse a mal cualquier crítica o queja hacia su persona, debido a que siempre tienen miedo sobre si serán o no aceptados por los demás.
• Tienen mayor dificultad para relacionarse con los demás, ya que no se aceptan a sí mismos.
• Tienen miedo a arriesgar por miedo a fracasar.
• Pueden ser muy autoexigentes y nunca valoran sus propios logros.
Normalmente, la baja autoestima se sustenta más en creencias que en hechos y las creencias sí se pueden cambiar.
En esta construcción, la naturaleza innata de la persona juega un papel fundamental pero las experiencias que atraviesa y las personas con quien se relaciona influyen decisivamente.
La autoestima, hay que trabajarla desde pequeños, puesto que durante esos primeros años de vida, es cuando la personalidad se está formando, y algunas experiencias pueden dañar la autoestima. Y la persona, que aún no ha desarrollado las armas para enfrentarse a ellas, es quizás cuando comienza a sentirse poco valiosa.
En la edad adulta, la salud de la autoestima es un factor fundamental, puesto que hay más posibilidades de vivir experiencias negativas que afecten a su autoestima.
Algunas creencias negativas que pueden dañar mucho a nuestra autoestima son por ejemplo:
- Fracasar en cumplir con las expectativas de los padres.
- Sentirse “el raro” en la escuela.
- Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.
- Afrontar el desempleo o condiciones laborales precarias, etc
Realmente, si te paras a pensar en dichas creencias, ¿somos nosotros culpables de ello? O ¿es porque nos preocupa el qué dirán?
Lectores, en muchas ocasiones somos nosotros mismos los que nos creamos trastornos por el simple hecho de lo que los demás pensarán, sin darnos cuenta que quien más nos debe importar somos nosotros. Somos nuestro mayor valor. Cuidémonos y valoremos a las personas que nos aportan cosas a nuestra vida, que nos hacen crecer y ser mejores personas, y no dediquemos ni un segundo a todo aquello que nos reste .
Publicado por Paulina
Fox
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