(FRAGMENTO)
Por Eduardo Santos
REVISTA MANIZALEZ No. 718
“Señor
; Tu que eres el Verbo mismo, el principio y fin de toda las cosas, haz
que Don Quijote se levante de su lecho, aliviado y con fuerzas
suficientes, para que pueda iniciar
una
Cuarta Salida, que muchas generaciones han venido esperando con
verdadera ansiedad, para que se dedique a caminar por el mundo entero,
dispuesto siempre a poner en práctica
su
amor por las gentes humildes y desvalidas y su indeclinable amor por la
equidad. Déjale, Señor , llevar la vieja adarga, la del idealismo, para
que con ella pueda enfrentarse de nuevo a
los
Molinos de Viento, que en estos tiempos actuales han sido convertidos
,por obra y gracia de nuevos encantadores, en grandes y poderosas
máquinas que encadenan al hombre a todo
lo
que ellas producen sin descanso, déjale, también, su anacrónica y
herrumbrosa armadura de combatiente, para que con ella vuelva a bajar a
la oscura Cueva de Montesinos y pueda
volver
a soñar en medio de la naturaleza en las cosas bellas que hacen grata
la existencia humana; consérvale. Señor, el escudo, la celada y la bacía
del barbero, para que pueda protegerse con
ellos
de los perdigones que puedan lanzarle los nuevos yangüeses y venteros
que gobiernan a su antojo a los pueblos sumisos y los lanzan en forma
irresponsable a la destrucción y a la guerra;
déjale,
también, su espada justiciera, para que con ella pueda cortar la
iniquidad que, como una enmarañada maleza, ha venido cubriendo por
completo la escala de todos los valores morales,
que antes servían de brújula orientadora al movimiento de los pueblos por los caminos de la historia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario