Nos
fascina volver con alguna frecuencia a El Principito, esa encantadora
criatura que Saint-Exupery vistió con manto de armiño y bufanda de cinco
vueltas,
porque
encontramos en este pequeño libro la mejor sabiduría en lo elemental y
cotidiano, que nos llega a darle toda la razón al escritor sagrado
cuando decía:
“”Dios hizo al hombre sencillo, pero él se complicó con muchas razones”” (Ecl.7,29)
Cómo
no reconocer en El Principito la maravilla de estas afirmaciones: “”Las
semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a
una de ellas se le ocurre despertarse””
Y esta otra: “He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”
PADRE CAMILO ARBELÁEZ
REVISTA MANIZALES No. 718
No hay comentarios:
Publicar un comentario