La ira es el pecado capital del espíritu, que expresa la pasión del alma, causando una grave indignación y enojo,
produciendo un peligroso y severo apetito del deseo de venganza,
empleando la furia o la violencia, demostrándola con actos de saña,
encono o venganza. El pecado de la ira se produce, al expresarse el odio
acumulado. Los iracundos pierden el control de si mismos, y engendran
la dinámica de la espiral de la ira, la cual es el reflejo de la
violencia, la furia y el enojo no controlado, que enloquece a las
personas, por la falta de dominio de las situaciones personales o
colectivas y les priva, del control de su consciencia, impidiéndoles
ver, oír y razonar. De ahí, la expresión “Ciego y sordo de ira”. De nada
sirve reconocerla, para eliminarla a través de ejercicios físicos o
mentales, si no se tiene un firme arrepentimientos y propósito de la
enmienda.
Las principales virtudes y valores humanos, que los padres
deben practicar e inculcar a sus hijo, para que no padezcan el pecado
de la ira, ni se instale en sus mentes y actuaciones, o para
contrarrestarla: Amabilidad, bondad, disciplina, caridad, compasión, conciencia, conformidad, control, cordialidad, cortesía, dialogo, disciplina, educación, ejemplo, ética, fe, generosidad, humildad, justicia, magnanimidad, misericordia, moderación, paciencia, perdón al prójimo, prudencia, rectitud, resignación, respeto, responsabilidad, sabiduría, sacrificio, serenidad, templanza, tolerancia, etc.
Los iracundos son los que están dominados por la ira, y los irascibles son los que son propensos a ella. Algunos
profesionales llaman a las acciones realizadas con ira: Arrebato,
cólera, coraje, despecho, enojo, estallido, fiereza, furia,
irritabilidad, odio, pasión, rabia, rencor, saña, vehemencia, venganza,
violencia, etc. olvidándose que la ira, es el comportamiento en grado
superlativo de todas estas definiciones. La ira puede provenir de
realizar o sufrir situaciones graves y extremas como: Ambición, anhelo,
ansia, apetencia, celos, codicia, desdeño, deseo desmedido, disgusto,
emulación, envidia, incitación, inconformidad, resentimiento, rivalidad,
etc.
La ira produce un grave descontrol del organismo,
que conlleva muchos problemas, incluso con la propia persona, o sus
familiares y amigos, incluyendo a las personas que más se quiere. La
obnubilación que produce, hace perder el propio control de los
pensamientos y acciones, al impulsivamente agredir física o verbalmente a
cualquiera. Cometer una injusticia, por dejándose dominar por la ira,
es peor que sufrirla.
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