Cómo vemos el
mundo a nuestro alrededor está tremendamente influenciado por nuestro mundo
interior.
De hecho podríamos decir que el mundo a
nuestro alrededor no es más que un puro reflejo de nuestro mundo
interno.
Solemos creer que nuestra visión de la
realidad depende de si somos optimistas o pesimistas, pero hay mucho más dentro
de cada uno de nosotros que influye en nuestra percepción de la realidad y en
nuestro comportamiento y actitud ante ella. De ahí la importancia de conocer y
cuidar todo aquello que forma nuestro mundo interior.
Veamos algunos ejemplos de cómo puede ser visto el mundo exterior dependiendo de lo que haya en nuestro mundo interior.
Por ejemplo:
– Si nos sentimos vulnerables o
inseguros a la hora de conseguir un trabajo, o clientes para nuestro
negocio, veremos el mundo exterior como un lugar difícil, exigente y complicado,
donde hay mucha competición, donde se necesitan enchufes, donde hay escasez de
posibilidades, etc.
Si por el contrario nos sentimos capaces
de conseguir aquello que queramos, veremos el mundo como un lugar lleno de
oportunidades y posibilidades.
– Si tenemos la creencia de que las
personas son malas por naturaleza y que si nos descuidamos nos la van a
dar, veremos el mundo como un lugar inseguro donde hay que desconfiar de todos y
de todo.
Si por el contrario nuestra creencia es
que las personas son buenas por naturaleza, veremos el mundo como un lugar
agradable, seguro y pondremos confianza haya donde vayamos.
En ambos casos, dependiendo de nuestros sentimientos o nuestras creencias, el mundo exterior se transforma en un lugar diferente.
¿Qué es y qué forma nuestro mundo interior?
Nuestro mundo interior es quien somos, y
está compuesto por:
– La mente: que incluye los
pensamientos y creencias sobre nosotros mismos, la sociedad, las relaciones, el
trabajo, los amigos, etc
– Las emociones: incluyendo todas y
cada una de las emociones y sentimientos por los que pasamos a diario, en los
que nos atascamos, los que nos gustan y los que no.
– El espíritu: que incluye nuestros
valores, talentos, sentido de plenitud, de vida.
– El cuerpo: que incluye la parte más
física: el descanso, las digestiones, su cuidado, etc, así como la sabiduría que
éste contiene.
¿Cómo podemos cuidar nuestro mundo interior?
– Mediante la consciencia de todos los elementos:
para poder cuidar de nuestro mundo
interior primero debemos traer consciencia a lo que hay dentro de él y aprender
a reconocerlo.
Tómatelo como si alguien te regalara una
planta y tienes que investigar que tipo de planta es, de dónde viene, cuál son
sus costumbres, para así poder cuidarla y darle lo que necesita para que siga
creciendo.
Ser conscientes de quién somos, nuestros
valores , por qué estamos aquí, nuestros pensamientos, nuestras creencias y su
influencia en nuestra forma de actuar, nuestras emociones, nuestro cuerpo… es el
primer paso para cuidar nuestro mundo interior.
En este primer paso no se trata de
cambiar nada sino únicamente de mirar hacia dentro, con amor y aceptación, y
dejarnos ver qué es lo que hay, mediante la reflexión personal o el trabajo con
un profesional.
– Mediante el equilibrio de estos elementos:
cada uno de los elementos que forman
nuestro mundo interior es importante para el buen funcionamiento de
éste.
Imaginad un mundo exterior donde sólo
hubiese agua y un poco de aire. O sólo tierra y nada de agua. En ambos casos nos
sería muy difícil vivir en esas condiciones.
Con los elementos de nuestro mundo
interior pasa exactamente igual, cada uno es imprescindible y necesitamos que
estén bien cuidados. Cuidar el cuerpo está muy bien, pero si es lo único que
hacemos y nos olvidamos de vivir de acuerdo a nuestros valores, o de abrirnos a
sentir nuestras emociones, nuestro mundo interior se volverá
inestable.
Es importante que encontremos la forma
de cuidar cada elemento por separado ya que entre ellos están unidos y la falta
de atención a uno, inevitablemente afectará a los otros.
– Mediante el intercambio con el exterior:
nuestro mundo no es un mundo aislado
sino que está en constante contacto con otros mundos a los que aporta y de los
que recibe. Este intercambio ha de ser consciente y equilibrado para que exista
bienestar dentro de nuestro interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario