Hablar es una necesidad, escuchar es un
arte (Goethe)
Saber escuchar es un proceso
fundamental para una comunicación eficaz.
Oír y escuchar
Oír y escuchar son dos actitudes
distintas. Al cabo de un día se oyen muchas cosas pero se escucha poco. Cuando
oímos no prestamos una atención profunda, sino que simplemente captamos la
sucesión de sonidos que se produce a nuestro alrededor. Mientras que cuando
escuchamos nuestra atención va dirigida hacia algún sonido o mensaje específico,
es decir, existe una
intencionalidad, encontrándose todos nuestros sentidos enfocados a lo
que estamos recibiendo. Así, las personas que saben escuchar a otros, los
acompañan en su viaje por la vida.
Aprendiendo a escuchar
Un proverbio oriental dice: “Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala crianza, que el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido”.
Ocurre a veces que cuando estamos
hablando con otra persona tenemos tanto el otro como nosotros dificultades para
escuchar, pasando de escuchar a oír en muchas ocasiones, mientras elaboramos qué
vamos a decir cuando el otro acabe, en vez de intentar prestar atención a lo que
nos dicen, quedando el dialogo bloqueado por incontinencias verbales; ya que si
todos queremos hablar a la vez y no se escuchan las razones de los otros, no
habrá dialogo como tal sino monólogos yuxtaponiéndose.
Saber escuchar es una actitud
difícil, ya que exige dominio de uno mismo e implica atención, comprensión y
esfuerzo por captar el mensaje del otro. Significa dirigir nuestra
atención hacia el otro, adentrando en su ámbito de interés y su marco de
referencia.
El dialogo exige una actitud
silenciosa de escucha atenta. El escritor y orador J. Krishnamurti afirmaba “Escuchar es un acto de silencio”.
Mientras no callemos nuestro dialogo interno y prestemos atención a nuestro
interlocutor, no aprenderemos a escuchar. Solo una actitud de escucha atenta
hace fecunda la palabra que podemos dar a nuestro interlocutor. Es difícil poder
decir al otro algo que resulte válido si no abrimos de par en par nuestros oídos
para escucharlo. Así la persona escuchada sentirá que le están dando la
importancia que merece, quedando agradecida y creándose a su vez un clima de
respeto, estima y confianza.
La escucha es una habilidad que
exige apertura,
transparencia y ganas de comprender. El justo equilibrio entre saber
escuchar y saber hablar produce el dialogo.
¡Ejercitemos la habilidad de saber
escuchar!.
Es un ejercicio saludable,
enriquecedor y solidario, sobre todo en una sociedad en la que hay muchas
personas que necesitan ser escuchadas.
Únicamente cuando somos
capaces de escuchar al otro, abrimos la puerta para que éste se comunique con
nosotros.
http/lamenteesmaravillosa.com
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