La madre, es un ser
irrepetible, irremplazable, y su valor es
inapreciable,porque la naturaleza ha depositado en ella una chispa
divina, para convertirla en artífice de vidas.
Es una mujer que ama, con fuerza incontrolable, sin la reserva de la duda, y con el alma desnuda.
Perdona los errores de sus hijos, sus culpas, sus caídas.
Y es capaz de renacer cada día, porque sabe decir sí a la aventura de la vida y del amor.
La madre, trasciende por los silencios, por las palabras, por el hacer y el sentir de sus hijos.
Siempre su entrega es incondicional y también su presencia, aunque a veces algunos se olviden de agradecer el don de la maternidad, que ella sólo posee.
La madre, aprende a querer el presente, elegir el futuro y trabajar para conseguirlo. Porque sabe que es bueno recordar el pasado, pero no vivir en el ayer. Entonces, prefiere soñar en el futuro, sin despreciar el presente, porque está consciente de que lo único seguro es el hoy, el aquí y el ahora.
Ella quiere dejar de sobrevivir, porque sabe que puede supervivir.
La madre, como está preñada de grandeza, se atreve también a construir mil estrellas en el infinito y tener el valor de ALCANZARLAS.
Por todo ello, honremos hoy y siempre a Su Alteza: ¡¡La madre!!
Es una mujer que ama, con fuerza incontrolable, sin la reserva de la duda, y con el alma desnuda.
Perdona los errores de sus hijos, sus culpas, sus caídas.
Y es capaz de renacer cada día, porque sabe decir sí a la aventura de la vida y del amor.
La madre, trasciende por los silencios, por las palabras, por el hacer y el sentir de sus hijos.
Siempre su entrega es incondicional y también su presencia, aunque a veces algunos se olviden de agradecer el don de la maternidad, que ella sólo posee.
La madre, aprende a querer el presente, elegir el futuro y trabajar para conseguirlo. Porque sabe que es bueno recordar el pasado, pero no vivir en el ayer. Entonces, prefiere soñar en el futuro, sin despreciar el presente, porque está consciente de que lo único seguro es el hoy, el aquí y el ahora.
Ella quiere dejar de sobrevivir, porque sabe que puede supervivir.
La madre, como está preñada de grandeza, se atreve también a construir mil estrellas en el infinito y tener el valor de ALCANZARLAS.
Por todo ello, honremos hoy y siempre a Su Alteza: ¡¡La madre!!
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