El concepto de felicidad puede tener diversas interpretaciones o que
incluso puede llevar a diversas confusiones. Por ejemplo, la FELICIDAD NO ES
HEDONISMO, que hace referencia al placer por el placer.
Tampoco es TENER,
porque eso indicaría que por el solo hecho de ser rico ya se es feliz, lo cual
sabemos que es falso.
La manera más
sencilla de definir la felicidad es decir que es aquello a lo
que todos aspiramos, aun sin saberlo, por el mero hecho de vivir.
que todos aspiramos, aun sin saberlo, por el mero hecho de vivir.
Felicidad significa para el hombre plenitud,
perfección. Por eso, toda pretensión humana es pretensión de felicidad
perfección. Por eso, toda pretensión humana es pretensión de felicidad
, todo proyecto
vital, búsqueda de ella, todo sueño, aspiración a
encontrarla. A fin de esclarecer este complejo y sugestivo tema, adoptaremos
ya desde el principio una doble perspectiva: una exterior y objetiva,
viendo las cosas «desde afuera», y otra más experimental y subjetiva, metiéndonos
dentro de nosotros mismos. Ambas se complementan mutuamente, por
la vida lograda, felicidad o autorealización exige la plenitud de desarrollo
de
todas las dimensiones humanas, la armonía del alma, y que ésta, considerada
desde afuera, se consigue si hay un fin, un objetivo que
unifique los afanes, tendencias y amores de la persona, y que dé unidad y
dirección a su conducta. Los clásicos acostumbraron a decir que la felicidad
es ese fin, el bien último y máximo al que todos aspiramos, y que
todos los demás fines, bienes y valores los elegimos por él.
encontrarla. A fin de esclarecer este complejo y sugestivo tema, adoptaremos
ya desde el principio una doble perspectiva: una exterior y objetiva,
viendo las cosas «desde afuera», y otra más experimental y subjetiva, metiéndonos
dentro de nosotros mismos. Ambas se complementan mutuamente, por
la vida lograda, felicidad o autorealización exige la plenitud de desarrollo
de
todas las dimensiones humanas, la armonía del alma, y que ésta, considerada
desde afuera, se consigue si hay un fin, un objetivo que
unifique los afanes, tendencias y amores de la persona, y que dé unidad y
dirección a su conducta. Los clásicos acostumbraron a decir que la felicidad
es ese fin, el bien último y máximo al que todos aspiramos, y que
todos los demás fines, bienes y valores los elegimos por él.
La felicidad
sería pues, el bien incondicionado, el que dirige todas nuestras acciones
y colma todos nuestros deseos. Es bien incondicionado no sería, evidentemente,
medio para conseguir ningún otro, pues los contendrían a todos y
alcanzarlo supondría tener una vida lograda. Los clásicos nunca vacilaron
en decir que un bien semejante sólo podía ser el Bien Absoluto.
Según esta consideración «objetiva», la felicidad consiste en la posesión
de un conjunto de bienes materiales y espirituales que significan para el hombre plenitud y perfección.
sería pues, el bien incondicionado, el que dirige todas nuestras acciones
y colma todos nuestros deseos. Es bien incondicionado no sería, evidentemente,
medio para conseguir ningún otro, pues los contendrían a todos y
alcanzarlo supondría tener una vida lograda. Los clásicos nunca vacilaron
en decir que un bien semejante sólo podía ser el Bien Absoluto.
Según esta consideración «objetiva», la felicidad consiste en la posesión
de un conjunto de bienes materiales y espirituales que significan para el hombre plenitud y perfección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario