Nereyda Barceló Fundora
Actualidad perenne en todas las generaciones de
cubanos, nuestro José Martí, ofrece un
mensaje vigente y reclamatorio siempre en la historia de nuestro pueblo.
En este nuevo aniversario de su muerte en Dos Ríos, lo
recordamos con amor, y no es para nosotros
un homenaje más el que le ofrecemos, pues Marti, esta más vivo y más intenso
que nunca en el pensamiento del pueblo cubano.
En José Marti,
nuestro pueblo tiene a un conductor inapreciable, porque como dijera
acertadamente el destacado intelectual Juan Marinello, “Marti tuvo fuerzas para distinguir entre el gesto
del sembrador y el brillo de la cimiente…”
El sentimiento y la acción en Marti fueron cristalizados
hasta convertirlos en un legítimo valor intelectual de América porque en sus
obras se unen a la aguda visión patriótica; el análisis profundo, sociológico,
político y económico, a una perenne belleza y a un estilo inconfundibles.
Marti supo sembrar el más acendrado amor en el corazón de
los cubanos, porque toco cada fibra sentimental con sus palabras claras y
apasionadas.
Su aporte a la historia, la cultura y la política
hispanoamericanas es un tesoro de inestimable valor. José Marti, además de
vivir y morir heroicamente al servicio de la libertad de Cuba “es uno de los
lujos que la lengua española puede ofrecer a un publico universal”. (Anderson
Imbert)
Una de las fases más conmovedoras de su personalidad, lo
constituye sin dudas su aspecto como padre.
Su obra ISMAELILLO,
impregnada del más tierno sentimiento, es una muestra evidente del amor por su
hijo.
ISMAELILLO es una evocación, al adorado “reyesillo” que
ebrio de gozo
le despertaba por las
mañanas:
Puesto a horcajadas
Sobre mi pecho,
Bridas forjaba
Con mis cabellos
Es sin dudas una escena radiante, con esas gamas suaves,
tiernas que logra siempre
Marti en el pasado imperfecto (“me espoleaba”...) para
recordar que el hijo ya esta ausente. El
ISMAELILLO pues es una lágrima llena de alegría
La imagen de su hijo estuvo presente muchas veces en el, y
en sus Obras Completas, epistolario 20, leemos una carta de fecha 1ro. De abril
de 1895, el mismo día que salio
para Cuba:
“Hijo: Esta noche salgo para Cuba; salgo sin ti. Si
desaparezco en el camino, recibirás con esta carta, la leontina que uso en vida
tu padre. Adiós. Se justo. Tu José Marti”
Porque Marti, amaba a su hijo como también amaba a todos los
niños a quienes dedico su maravillosa Edad
de Oro para que dijeran los niños de América lo que el deseaba escuchar:
¡Este hombre de la
Edad de Oro fue mi amigo!
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