domingo, 19 de mayo de 2013

JOSE MARTI: UNA FECHA, UN RECUERDO: ISMAELILLO



Nereyda Barceló Fundora

 Actualidad perenne en todas las generaciones de cubanos,  nuestro  José Martí, ofrece  un  mensaje vigente y reclamatorio siempre en la historia de nuestro pueblo.
En este nuevo aniversario de su muerte en Dos Ríos, lo recordamos con amor, y no es para  nosotros un homenaje más el que le ofrecemos, pues Marti, esta más vivo y más intenso que nunca en el pensamiento del pueblo cubano.
 En José Marti, nuestro pueblo tiene a un conductor inapreciable, porque como dijera acertadamente el destacado intelectual Juan Marinello, “Marti  tuvo fuerzas para distinguir entre el gesto del sembrador y el brillo de la cimiente…”
El sentimiento y la acción en Marti fueron cristalizados hasta convertirlos en un legítimo valor intelectual de América porque en sus obras se unen a la aguda visión patriótica; el análisis profundo, sociológico, político y económico, a una perenne belleza y a un estilo inconfundibles.
Marti supo sembrar el más acendrado amor en el corazón de los cubanos, porque toco cada fibra sentimental con sus palabras claras y apasionadas.
Su aporte a la historia, la cultura y la política hispanoamericanas es un tesoro de inestimable valor. José Marti, además de vivir y morir heroicamente al servicio de la libertad de Cuba “es uno de los lujos que la lengua española puede ofrecer a un publico universal”. (Anderson Imbert)
Una de las fases más conmovedoras de su personalidad, lo constituye sin dudas su aspecto como padre.
 Su obra ISMAELILLO, impregnada del más tierno sentimiento, es una muestra evidente del amor por su hijo.
ISMAELILLO es una evocación, al adorado “reyesillo” que ebrio de gozo
 le despertaba por las mañanas:

Puesto a horcajadas
Sobre mi pecho,
Bridas forjaba
Con mis cabellos

Es sin dudas una escena radiante, con esas gamas suaves, tiernas que logra siempre
Marti en el pasado imperfecto (“me espoleaba”...) para recordar que el hijo ya esta ausente.  El ISMAELILLO pues es una lágrima llena de alegría
La imagen de su hijo estuvo presente muchas veces en el, y en sus Obras Completas, epistolario 20, leemos una carta de fecha 1ro. De abril de 1895, el mismo día que salio
para Cuba:
“Hijo: Esta noche salgo para Cuba; salgo sin ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta, la leontina que uso en vida tu padre. Adiós. Se justo. Tu José Marti”
Porque Marti, amaba a su hijo como también amaba a todos los niños a quienes dedico su maravillosa Edad de Oro para que dijeran los niños de América lo que el deseaba escuchar:
¡Este hombre de la Edad de Oro fue mi amigo!

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