Quien tiene dignidad, se conoce a sí mismo, sus necesidades, sus capacidades, sus defectos y sentimientos. Así, es capaz de identificar lo que no puede cambiar y trabajar duro en lo que sí puede.
La persona digna se valora y se siente bien con su manera de ser y de pensar. La dignidad y la autoestima siempre van de la mano.
Para ser dignos...
- Sabemos que somos merecedores de amor y respeto. Reconocemos que importamos y que tenemos valor porque existimos.
- Podemos conducirnos a nosotros mismos y controlar lo que nos rodea eficientemente.
- Reconocemos que tenemos algo valioso que dar a los demás. Respetamos y nos damos a respetar.
- Podemos perder la dignidad si…
- Creemos que estamos destinados a sufrir.
- No merecemos amor ni ser felices.
- Le tenemos miedo al éxito.
- Buscamos que los demás aprueben siempre lo que hacemos.
- Sentimos envidia ante la gente que triunfa.
- No confiamos en nuestras propias ideas.
- Admitir que nos equivocamos nos hace sentir menos que los demás.
- No sabemos decir "sí" cuando es necesario y "no" cuando es debido. Obstáculos para la dignidad
- Si nos comparan constantemente con otras personas de mayor éxito.
- Si nos condicionan el amor que recibimos.
- Si recibimos más críticas que elogios.
- Si no aceptan nuestros sentimientos o nos impiden expresarlos.
- Si no nos permiten hacer cosas de las que somos capaces.
- Si abusan de nosotros física o emocionalmente, con palabras hirientes, pues éstas tienen el poder de construir o destruir el respeto que debemos tenernos
.Las personas dignas son respetuosas consigo mismas y con los demás,
son tolerantes, crecen en sus fortalezas y superan sus debilidades. Son francas
y honestas con sus sentimientos. No temen expresar sus sentimientos ni marcar
sus límites.
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