No basta
contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos
a considerar algunos puntos:
Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la lealtad.- En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe de haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela...- Se deben buscar y conocer las virtudes permanentes para cualquier situación, de otra forma se es “leal” mientras se comparten las mismas ideas.
- La lealtad no es una consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado del discernimiento para elegir lo que es correcto.- Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.- Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma.
De la lealtad
Una preocupación hace bullir mi mente y un dolor ensombrece mi alma. Seres sin escrúpulos de conciencia, que pretenden imponer su voluntad por encima de todo, lograr unos fines -por demás inconfesables- sin reparar en la honestidad de los medios. Ninguno cuenta con el libre albedrío de la persona que pretenden doblegar.
Insultos,
amenazas, calumnias..., son sus armas. Armas que poco dicen a favor de
quien las utiliza. Alianzas pactadas en la sombra porque no se atreven a
obrar a la luz del día. Aprovechar debilidades ajenas para lograr sus
objetivos. Jugar descaradamente con lealtades.
Y, en
medio de todo este asunto, está en juego mi sentido de la amistad y la
fidelidad. Tengo la conciencia muy tranquila. Las ideas muy claras. Sé
perfectamente lo que tengo que hacer: caso omiso a quienes no merecen el
apelativo de personas. No ignoro que pretenderán atacarme. Se volverán
contra mí. Pero tengo a mi favor que han olvidado totalmente contar con mi
propio discernimiento y voluntad de acción.
No me
importa recibir una serie de golpes, por muy traicioneros que sean, si con
ello un amigo se ve libre.
Por
mantener incólume una amistad, por evitar un daño a un amigo, me enfrento
a quien sea. Porque tengo unos principios más honestos, porque la bajeza y
ruindad de algunos no me da miedo, porque no abandono a los míos cuando
las cosas se ponen feas... porque, en definitiva, soy leal.
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