La modestia puede ser descripta como la actitud que una persona posee y que es parte de su carácter, que tiende a buscar un equilibrio en las acciones o reacciones que genera en diversas situaciones. La modestia puede ser entendida, entonces, como una falta de exageración en el modo en que la persona actúa (por ejemplo, siendo centrado, simple y austero), pero también como una reacción humilde ante ciertos comentarios o ideas (por ejemplo, al recibir un halago).
Muchas veces la modestia se relaciona con la timidez e incluso ambas cualidades suelen darse en la misma persona porque están relacionadas. Sin embargo, la modestia entendida como equilibrio y simpleza puede existir en personas que no tienen problemas de timidez. En algunos casos, la modestia puede llegar a ser entendida como un problema cuando la misma impide que la persona desarrolle una plena confianza en sí misma y reniegue de las posibilidades de logro o éxito que le son aplicadas por los demás.
Tal como se dijo al principio, podemos decir que la modestia es pocas veces una actitud común en los individuos de la sociedad occidental debido a que la misma se mueve de manera creciente a partir de valores tales como el éxito personal, el individualismo, el placer inmediato, la falta de compromiso, etc. Todo esto hace que personas modestas se destaquen pero siempre como algo raro.
EL VALOR DE LA MODESTIA
La
persona modesta no demanda atención extra para sí misma. No le interesan los
alagos y le gusta permanecer en un segundo plano. Refleja paz en su interior y
no necesita exponer todo sobre su persona. Disfruta los éxitos de los demás y
promueve la participación y el liderazgo de los demás. No hace ningún esfuerzo
por figurear, dirigir o recibir aplausos. Todo lo hace porque está convencido
que es lo que más conviene a los demás y por lo tanto nunca piensa en su persona
o en retribución personal.
La
modestia es la actitud tendente a moderar y templar las acciones
externas. Es la cualidad de
humilde, de falta de vanidad o de engreimiento. La persona modesta tiene la
facilidad de encajar bien con las demás personas. A la gente le molesta la
vanidad y la pedantería. Actuar con modestia no significa dejarse humillar,
maltratar o dejar de luchar por sus derechos. Ser modesto es ser humilde y las
personas más grandes del mundo son aquellas que actúan con mayor humildad. El
mejor ejemplo de humildad lo encontramos en la vida de Jesús.
La modestia es
una gran virtud, pues hace que la persona reste a sus propias virtudes y logros
y reconozca sus defectos y errores. La modestia es una gran virtud, pues este
solo valor refuerza tus principios, tu confianza en ti mismo, evitando tener que
estar pagando payola para sentirte grande. La persona modesta sabe lo que es y
como está tan seguro de si, permite que otros se destaquen en vez de monopolizar
los espacios en su favor.
Los principios
generales de la modestia promueven evitar la excesiva atención hacia uno mismo,
evitando actuar con mayor egoísmo. Pero también la persona modesta sabe que
cuando actúa con mayor modestia, tiene mayores oportunidades de ser admitido por
el grupo social. Cuando la gente percibe tu humildad, tu poco interés en tomar
partida, te abre las puertas, te sugiere y te apoya. El arma más efectiva para
caerle bien a los demás es practicando el valor de la modestia.
Actuar con
modestia en la mejor forma de ser atractivos a los demás. El prógimo se siente
apoyado, te brinda confianza, comparte en camaradería con una persona modesta,
mas se siente presionado y molesto con las personas egoístas, prepotentes y
pedantes. Los modestos no hacen bultos. No le gusta cogerse el escenario para
ellos. Le dan paso a los demás. Favorecen que otros se destaquen. No buscan
triunfos pomposos. Prefieren el anonimato, el segundo plano para que otros
sobresalgan y triunfen, se sientan bien, pues ellos tienen todo lo que desean,
no necesitan nada de otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario