La voluntad es una fuerza interior que tenemos y nos empuja a llevar a cabo
nuestros pensamientos. Es una fuerza que hay que hacerla crecer, alimentarla,
para que sea ella el motor de nuestros actos, desde los más pequeños y
cotidianos como pueden ser el levantarse cada día, hasta los más grandes como el
de lograr aquello que nos estabilicen en la sociedad de la que somos parte, como
el conseguir un puesto de trabajo, ser un buen ejemplo de ciudadano. En
definitiva, es seguir construyendo a la persona, para ser precisamente eso, Una
Persona cada dia mejor.
“Quien tiene educada la voluntad es más libre y puede llevar su vida hacia
donde quiera”
El ser humano, de una manera u otra, en un momento determinado de su vida, se
plantea su propio Proyecto de vida, para que este llegue a realizarse se dan una
serie de fases, que pueden ayudar a su realización:
- Formular la meta a dónde se quiere llegar, de forma clara y precisa.
- Ser realista en fijar objetivos y propósitos, que estos sean posibles y medibles, haciendo una evaluación de lo realizado: “acción-reflexión-acción”.
- Ser conscientes de la responsabilidad personal en el proyecto.
- Ser capaces de motivarse con la consecución de pequeñas metas, como bien señala El Senberg:” La acción más pequeña vale más que la intención más grande”.
- Admitir recompensas ante la consecución de pequeños objetivos.
- Si en el proceso no se logra todo lo que esperamos, no caer en el desánimo.
Si se ejercita el valor de la voluntad, partiendo de pequeños ejercicios en
el que se tienen que poner en práctica lo volitivo, se irá creciendo y entonces
se hará posible el desarrollo del proyecto de vida y la vivencia de otros
valores como la libertad, diálogo, amistad, solidaridad, responsabilidad y todos
los valores humanos.
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