El valor del autoestima está situada como en una regla en la cual dicho
punto, iría subiendo y bajando dependiendo de nosotros mismos y de todo aquello
que nos influye.
Nosotros mismos debemos escucharnos y para ello dedicar un poco de nuestro
tiempo a nuestro valor del autoestima; para hacernos ver una serie de pasos que
tienen función como justicia interior:
* Reconocer nuestras cualidades: Pensar en todo aquello que nos sube, que nos
hace ver lo que realmente sabemos hacer.
* Cuidarse así mismo: Aprender a ser independiente y vivir sin tener que
depender de nada ni nadie.
* Aceptarte tal y como eres: Conocernos a nosotros, actuar y comportarnos
como creemos y debemos, siempre que no dañemos a los demás.
* Mantenernos en movimiento: Sentir que seguimos viviendo buscando nuestra
vitalidad.
* Aceptar los sentimientos: Intentar mantener un equilibrio entre todos los
sentimientos que se nos vayan acumulando y produciendo, ya que la vida se ha
inventado para disfrutarla.
* Superar la vergüenza: Este como sentimiento nos puede hacer frenar mucho en
nuestro camino y para ello debemos apartarlo poco a poco superándolo y
superándonos para dejar correr nuestro autoestima.
* Pensar en el mundo de colores: No nos hace ningún bien pensar solamente en
dos colores, el blanco y el negro. Debemos ver más allá y valorar todos aquellos
colores que se nos van presentando ya que son infinitos.
* Alimentar nuestra salud física y psíquica: Debemos cuidar nuestro cuerpo y
nuestra mente por igual.
* Abandonar nuestra ira: En ocasiones podemos llegar a sentirla y así pausar
y dañar nuestro valor del autoestima. Pero más que no llegar a
sentirla o llegar a controlarla, sería a aprender a no sentirla.
Y así podríamos ir numerando muchos pasos para subir nuestro nivel de
autoestima, dependiendo de nuestro carácter, situación, momento o
circunstancia.
Por último paso podríamos encajar la autoestima con la risa. Esta última es
una expresión externa de diversión para nuestro cuerpo y nuestra mente. Esta
podría ser uno de los mejores ejercicios y puntos de fuerza que tenemos para
utilizarlo y vaya actuando conjuntamente con el valor del autoestima.
Sería una de sus mejores conclusiones, ya que no existe persona tan pobre, ni
con tan baja autoestima como para no poder llevarla a cabo.
Si
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