Plotino y su escuela |
Un día, al llegar un
aprendiz de un filósofo sabio a la casa de su maestro, le dijo:
Aprendiz: - Maestro, un
amigo me estuvo hablando de tí...
Maestro: - ¡Espera! -lo
interrumpe el sabio-, ¿hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a
contarme?
Aprendiz: - ¿Las tres
rejas?
Maestro: - Sí, la primera es la verdad.
¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?
Aprendiz: - No. Lo oí comentar a unos
vecinos.
Maestro: - Al menos lo habrás hecho pasar por
la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para
alguien?
Aprendiz: - No, en realidad
no.
Maestro: - ¡Ah, vaya! La última reja es la
necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te
inquieta?
Aprendiz: - ¡No!
Maestro: - Entonces -dijo el sabio sonriendo-
si no es verdad, ni bueno, ni necesario, no me lo cuentes y olvidémoslo "Todo es
bello para el que tiene el alma bella" (Plotino).
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