El ego es, para la psicología,
la instancia psíquica a
través de la cual el individuo se
reconoce como yo y es consciente de su propia identidad. El ego, por lo
tanto, es el punto de referencia de los fenómenos físicos y media entre la
realidad del mundo exterior, los ideales del superyó y los instintos del
ello.Para el psicoanálisis freudiano el ello (id) está compuesto por los deseos y
los impulsos. El superyó
(superego), en cambio, está
formado por la moral y las reglas que un sujeto respeta en la
sociedad.
El yo (ego), por último, es el equilibrio
que permite que el hombre pueda satisfacer sus necesidades dentro
de los parámetros sociales.
Aunque algunas corrientes rechazan esta división de la mente en
tres personas diferenciadas, para Sigmund
Freud la personalidad humana está compuesta tanto por los
elementos concientes como por los impulsos inconscientes.
El ego, que evoluciona con la edad,
intenta cumplir con los deseos del ello de manera realista y conciliándolos con
las exigencias del superyó. El yo, por lo tanto, cambia con el paso del tiempo y
de acuerdo al mundo externo.
Freud cree que el ego trasciende el
sentido de uno mismo para convertirse en un sistema de funciones psíquicas de
defensa, funcionamiento intelectual, síntesis de la información y memoria, entre
otras. El yo supone el primer paso del propio reconocimiento para experimentar
alegría, castigo o culpabilidad.
Otro de los muchos autores que han
trabajado y estudiado acerca del yo y del ego es el psicoanalista francés
Jacques Lacan, que llegó a establecer que, bajo su punto de vista, aquel venía a
ser una alienación para el propio ser humano. Y es que el individuo se ve en
todo momento en su ego, sin olvidar tampoco que la formación del ego se produce
en un primer momento dentro de lo que sería un triángulo formado por su madre,
el propio individuo y el objeto a.
En el lenguaje coloquial, por último, se
suele hacer referencia el ego como exceso de autoestima.
Por ejemplo: “Este actor tiene tanto ego
que, en algún momento, va a chocar contra una pared”.
Además de todo lo expuesto no podemos
pasar por alto el hecho de que existen dos palabras muy utilizadas en nuestro
idioma que precisamente se sustentan en la palabra ego. Por un lado, nos
encontramos con el término ególatra, que procede del griego, y que viene a
definir a aquella persona que practica la egolatría, es decir, que tiene un amor
exagerado de sí misma.
Por otro lado, se halla la palabra
egoísta que, de la misma manera, es un adjetivo que se emplea para hacer
referencia a todo individuo que no sólo tiene un amor excesivo por su propia
persona sino que además esto le hace estar en todo momento pendiente de su
propio interés sin tener en cuenta el de las demás personas que le rodean.
fuente: http//definicion.de/ego
EL EGO
El ego es, para la psicología,
la instancia psíquica a
través de la cual el individuo se
reconoce como yo y es consciente de su propia identidad. El ego, por lo
tanto, es el punto de referencia de los fenómenos físicos y media entre la
realidad del mundo exterior, los ideales del superyó y los instintos del
ello.Para el psicoanálisis freudiano el ello (id) está compuesto por los deseos y
los impulsos. El superyó
(superego), en cambio, está
formado por la moral y las reglas que un sujeto respeta en la
sociedad.
El yo (ego), por último, es el equilibrio
que permite que el hombre pueda satisfacer sus necesidades dentro
de los parámetros sociales.
Aunque algunas corrientes rechazan esta división de la mente en
tres personas diferenciadas, para Sigmund
Freud la personalidad humana está compuesta tanto por los
elementos concientes como por los impulsos inconscientes.
El ego, que evoluciona con la edad,
intenta cumplir con los deseos del ello de manera realista y conciliándolos con
las exigencias del superyó. El yo, por lo tanto, cambia con el paso del tiempo y
de acuerdo al mundo externo.
Freud cree que el ego trasciende el
sentido de uno mismo para convertirse en un sistema de funciones psíquicas de
defensa, funcionamiento intelectual, síntesis de la información y memoria, entre
otras. El yo supone el primer paso del propio reconocimiento para experimentar
alegría, castigo o culpabilidad.
Otro de los muchos autores que han
trabajado y estudiado acerca del yo y del ego es el psicoanalista francés
Jacques Lacan, que llegó a establecer que, bajo su punto de vista, aquel venía a
ser una alienación para el propio ser humano. Y es que el individuo se ve en
todo momento en su ego, sin olvidar tampoco que la formación del ego se produce
en un primer momento dentro de lo que sería un triángulo formado por su madre,
el propio individuo y el objeto a.
En el lenguaje coloquial, por último, se
suele hacer referencia el ego como exceso de autoestima.
Por ejemplo: “Este actor tiene tanto ego
que, en algún momento, va a chocar contra una pared”.
Además de todo lo expuesto no podemos
pasar por alto el hecho de que existen dos palabras muy utilizadas en nuestro
idioma que precisamente se sustentan en la palabra ego. Por un lado, nos
encontramos con el término ególatra, que procede del griego, y que viene a
definir a aquella persona que practica la egolatría, es decir, que tiene un amor
exagerado de sí misma.
Por otro lado, se halla la palabra
egoísta que, de la misma manera, es un adjetivo que se emplea para hacer
referencia a todo individuo que no sólo tiene un amor excesivo por su propia
persona sino que además esto le hace estar en todo momento pendiente de su
propio interés sin tener en cuenta el de las demás personas que le rodean.
fuente: http//definicion.de/ego
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