La
capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras
acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de
toma de decisiones.
Conciencia emocional: Reconocer nuestras
emociones y sus efectos
Las personas dotadas de esta
competencia:
- Saben qué emociones están sintiendo y porqué
- Comprenden los vínculos existentes entre sus sentimientos, sus pensamientos, sus palabras y sus acciones
- Conocen el modo en que sus sentimientos influyen sobre su rendimiento
- Tienen un conocimiento básico de sus valores y sus objetivos
Richard Boyatzis define la conciencia de
sí mismo como: "la capacidad de permanecer atentos, de reconocer los indicadores y
sutiles señales internas que
nos permiten saber lo que estamos sintiendo y de saber utilizarlas como guía que
nos informa de continuo acerca del modo como estamos haciendo las cosas"
La conciencia emocional comienza
estableciendo contacto con el flujo de sentimientos que continuamente nos
acompaña y reconociendo que estas emociones tiñen todas nuestras percepciones,
pensamientos y acciones y un modo que nos permite comprender el modo en que
nuestros sentimientos afectan también a los demás.
El
flujo de los sentimientos
El trasfondo de nuestra vida emocional
discurre de un modo parejo al flujo de nuestros pensamientos. En el fondo de
nuestra conciencia siempre existe algún estado de ánimo que, aunque, por lo
general, no nos percatemos de los sutiles estados de ánimo que fluyen y refluyen
mientras llevamos a cabo nuestra rutina cotidiana. Pero el día a día hace que
estemos mucho más preocupados por nuestro flujo de pensamientos, sumergiéndonos
en la tarea que estamos llevando a cabo sin percibir los sentimientos que esto
genera en nosotros. Para sensibilizarnos de este ruido subterráneo de
estados de ánimo y emociones es necesario que hagamos una pausa mental, pausa
que raramente nos permitimos. Nuestros sentimientos nos acompañan siempre, pero
raramente nos damos cuenta de ellos, por el contrario, solamente nos percatamos
cuando éstas se han desbordado.
Es como si nuestras emociones tuvieran
su propia agenda, pero nuestras agitadas vidas no le dejaran espacio ni tiempo
libre y, en consecuencia, se vieran obligadas a llevar una existencia
subterránea. T toda esa presión mental termina sofocando esa voz interna que
constituye la más segura brújula para navegar
adecuadamente por el océano de la vida.
A las personas incapaces de reconocer
cuales son sus propios sentimientos los podríamos denominar "analfabetos
emocionales".
En ciertas personas, esta sordera
emocional constituye una especie de olvido de los mensajes que nos manda nuestro
cuerpo en forma, por ejemplo, de jaqueca crónica, dolor lumbar o ataques de
ansiedad.
Pero la conciencia de uno mismo es una
habilidad que puede ser cultivada, por ejemplo con la meditación
cotidiana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario