domingo, 31 de agosto de 2014

VALORES HUMANOS Lo que debemos enseñar a niños y jóvenes

Nereyda Barceló Fundora
 
Cuando la mayor parte de las personas en nuestra sociedad, se preocupan por la pérdida de algunos valores, cuando sobre todo madres y padres, y toda la familia buscan vías para estimular a los niños y jóvenes a que centren su vida en la fortaleza de los valores humanos, hacemos una pausa en nuestra faena, para enumera r lo que debemos enseñar a nuestros hijos:
Que aprendan que lo más valioso no es lo que tienen en sus vidas, sino a quien tienen en sus vidas.
Que aprendan que no es bueno compararse con los demás porque siempre habrá alguien mejor o peor que ellos.
Que aprendan que no pueden hacer que alguien los ame, lo que pueden hacer es dejarse amar.
Que aprendan que "rico" no es el que más dinero tiene, sino el que menos necesita.
Que aprendan que deben controlar sus actitudes o sus actitudes los controlarán.
Que aprendan que hay gente que los quiere mucho, pero que simplemente no saben cómo demostrarlo.
Que aprendan que los grandes sueños no requieren de grandes alas sino de un tren de aterrizaje para lograrlos.
Que aprendan que no siempre es suficiente ser perdonados por otros, algunas veces deben perdonarse a sí mismos.
Que aprendan que la felicidad no es cuestión de suerte sino producto de decisiones.
Que aprendan que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente.
Que aprendan que, al retener a la fuerza a las personas que aman, las alejan más rápidamente de ellos y, al dejarlas ir, las tienen para siempre a su lado.
Que aprendan que amar y querer no son sinónimos sino antónimos: el quererlo exige todo, el amar lo entrega todo.
Que aprendan que toma años construir la confianza y sólo segundos destruirla.
Y que aprendan a reconocer el valor de la familia, a respetar, admirar y demostrar
a las personas con quienes conviven, y que les agradezcan siempre los esfuerzos, sacrificios y el amor que les brindan
 

jueves, 28 de agosto de 2014

PUEDES HABLAR



Ninguna de mis criaturas puede hacerlo, y tus palabras pueden calmar al enojado, animar al abatido, estimular al cobarde, alegrar al triste.
Acompañar al solitario, premiar al valeroso,
alentar al vencido, enseñar al ignorante…y decir TE AMO
 
            MEMORANDUM DE DIOS
 
       OG MANDINO

SI TRATAMOS BIEN, NOS TRATAN BIEN


-        Saluda a la gente: nada es tan agradable como un alegre saludo.
-        Sonríe : se requieren 72 músculos para fruncir el entrecejo y 14 para sonreír
-        Llama a la gente por su nombre: es el sonido más dulce del mundo
-        Se amigable y servicial: si deseas tener amigos se un buen amigo para todos.
-        Se cordial: todo lo que hagas hazlo con verdadero gusto.
-        Interésate sinceramente en los demás: asume una actitud positiva hacia tus semejantes.
-        Se considerado con los demás: en toda controversia hay generalmente tres aspectos: el tuyo, el de la otra persona y el correcto,
-        Se generoso al alabar a otros: todo elogio es creativo.
ANÓNIMO
 

viernes, 22 de agosto de 2014

LA PERSEVERANCIA

 
Recopilado por: CL Ricaurte E. Saval R.
Panamá



PERSEVERANCIA. (Del latín perseverantia.) f. acción y efecto de perseverar. 2. Constancia en la virtud y en mantener la gracia hasta la muerte.

PERSEVERAR. (Del latín perseverare.) intr. Mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud ó en una opción. 2. Durar permanentemente ó por largo tiempo.

"Tomado de Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española".


Los perseverantes son.....pacientes, disciplinados, decididos, valientes, responsables.

Los inconstantes son.....faltos de voluntad, caprichosos, impacientes, indecisos, mediocres.

«LA PERSEVERANCIA»

La perseverancia es el aliento ó la fuerza interior que nos permite llevar a buen término las cosas que emprendemos sabiamente en el transcurso de nuestro caminar.

Los que son perseverantes tienen una alta motivación y un profundo sentido del compromiso que les impide abandonar las tareas que comienzan, y los animan a trabajar hasta el final.

Para ser perseverantes es una gran ayuda ser también disciplinados, y a la vez decididos en todas sus acciones.

La perseverancia es una cualidad común a las personas de carácter sólido, muchas de ellas líderes en su campo de acción, que lejos de amilanarse frente a las dificultades ó a la adversidad, se engrandecen y redoblan sus esfuerzos, con una gran determinación, para conseguir los objetivos reales que se han fijado.

Si creemos en lo que hacemos y nos armamos de paciencia para sortear los obstáculos que se nos presentan en el camino, si no perdemos de vista nuestras metas futuristas, y a la vez luchamos contra el cansancio ó el desánimo, sentiremos en nuestros ser una incomparable satisfacción, cuando tengamos ante nosotros el fruto de nuestro esfuerzo humano.

«PARA SER PERSEVERANTES»

o) Ejercitemos diariamente nuestra fuerza de voluntad luchando todos los días contra la pereza, la negligencia y el descuido.

o) Formemos en los niños y niñas con una gran disciplina para que pueden persistir en sus deseos, les dé fortaleza de carácter para que no se derrumben frente a los obstáculos, y una buena dosis de caridad que les permita comprender que en un mundo donde la competencia es tan grande y agresiva, y en la cual sólo tienen éxito quienes más se preparan y más persistencia tienen en sus objetivos.


"Sin prisa, pero sin descanso".
-Johann Wolfgang von Goethe-.

«LA INCONSISTENCIA»

La inconsistencia está muy asociada a la falta de claridad de metas específicas, y a la capacidad de terminar las cosas que se empiezan.

Las personas inconsistentes no asumen con la debida seriedad sus compromisos, y suelen fácilmente abandonar a mitad del camino ó recién comenzadas las actividades que emprenden.

Su fuerza de voluntad es muy escasa, y se dejan llevar con suma facilidad por sus estados de ánimo.

Las dudas, las vacilaciones, los titubeos, los aplazamientos son características de su manera de trabajar, y en la mayoría de los casos echan a perder sus esfuerzos.

Para culminar debidamente un trabajo es necesario hacer acopio de paciencia, constancia y a la vez determinación, de los cuales carecen las personas inconsistentes, quienes rara vez sienten la profunda satisfacción de la labor cumplida a cabalidad, y terminan perdiéndose en la frustración ó la mediocridad.

jueves, 21 de agosto de 2014

Lic. Raquel María Kamm Ramírez
La solidaridad es uno de los valores humanos por excelencia, que se define como la colaboración mutua en la personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencian experiencias difíciles. Se encuentra muy ligada al amor.
¿En qué se basa la solidaridad? La solidaridad se apoya en varios motivos que podemos reunir en dos grupos:

a) Razones humanas: igualdad de naturaleza, necesidad de apoyo.

b) Motivos espirituales: fraternidad humana, común dignidad de hijos de Dios.

La solidaridad trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, y es más que nada un acto social, una acción que le permite al ser humano mantener y mantenerse en su naturaleza de ser social.

Debido a lo anterior es que resulta fundamental fomentar y desarrollar la solidaridad en todas sus aristas, ya que no sólo será necesario llevar a cabo las acciones de las que se requerirá en momentos de guerra o desastres naturales, sino que será fundamental aplicar cuando alguno de nuestros seres queridos, ya sean amigos o familiares, tengan algún problema en el que nuestra ayuda o compañía sean un aporte para mejorar en cierto modo la situación.

Es importante comenzar a fomentarla desde la infancia, con pequeñas cosas, desde el amor y respeto por la naturaleza, hasta la ayuda incondicional al amiguito o la amiguita que está enfermo/a, que necesita con suma urgencia algo o hacia los/as más desposeídos/as. No olvidemos el ejemplo en todo este proceso como adultos/as.

Se puede decir que la solidaridad se establece como la base de muchos otros valores humanos o, incluso, de nuestras relaciones sociales más valiosas, tal como es el caso de la amistad. En este sentido, la solidaridad nos permite sentirnos unidos a otras personas en una relación que involucra sentimientos necesarios para mantener el funcionamiento social normal. En términos más generales, puede incluso permitirle al hombre sentir que pertenece a determinado lugar; en otras palabras, permite desarrollar sentimientos como los de pertenencia a cierta nación, manteniendo a los ciudadanos de un mismo lugar luchar juntos por un mismo motivo o trabajar unidos para lograr una misma meta.

sábado, 16 de agosto de 2014

Los Valores Morales

Los Valores Morales son todas aquellas cuestiones que llevan al hombre a defender y crecer en su dignidad en cuanto persona, porque indefectiblemente el valor moral conducirá al hombre hacia el bien moral, que como sabemos, es aquello que lo perfecciona, lo completa y mejora.
 
En tanto, la elección por los valores morales es una decisión absolutamente libre y no impuesta que tiene cada hombre, es decir, este decidirá si opta por ellos o no, pero sin dudas, el hecho de elegirlos a estos tendrá el directo efecto de hacerlo más humano y de otorgarle una calidad extra como persona.
Los valores morales, entre ellos, el respeto, la tolerancia, la honestidad, el trabajo, la lealtad y la responsabilidad, entre otros, surgirán y se inculcarán a cada persona, primordialmente, en el seno familiar, por lo cual las relaciones con el padre, la madre, los hermanos, los abuelos, los tíos y todos aquellos otros involucrados en el seno familiar, deben contar con la calidad adecuada, para ser estos correctos transmisores de todos esos valores que mencionábamos más arriba.
Por otra parte y además de la calidad de las relaciones, resulta ser indispensable para lograr una ideal transmisión de ciertos valores, el modelo y el ejemplo que estos familiares le enseñen y muestren al niño, porque este absorberá todo aquello que le inculquen y también aquello que observe de estos, sus actitudes, modos, entre otros. De nada servirá que un padre le enseñe a su hijo a ser justo, si por otro lado ostenta actitudes como ser maltratar al personal que tiene a su cargo.
El segundo agente socializador fundamental en materia de valores, sin dudas, lo es la escuela, allí, el niño pasa mucho tiempo y por lo que será receptor de un sinfín de modelos de comportamiento, entonces, resulta imprescindible, también en este estadio el ejemplo que los maestros le den a los niños y reforzar aquella calidad moral que la familia le ha inculcado al niño, porque luego con todo este bagaje de información moral, el niño se insertará en un todo social y obviamente de haber sido adecuada la inculcación de valores morales, el individuo contribuirá a difundir el bien dentro de la sociedad en la cual se desarrolla y vive, haciéndola a esta más grande e indestructible.

viernes, 15 de agosto de 2014

Sueños e ilusiones

Por ISMAEL CALA
Para algunos, las ilusiones siempre son falaces espejismos, como las aguas de los manantiales que engañan al sediento durante su andar por el desierto. O los cantos de sirena que tientan al astuto Ulises en la Odisea, una de las obras maestras de Homero.
“Quien vive de ilusiones, muere de desengaño”, se les oye decir, aunque no necesariamente con mala fe. Es una sentencia recurrente, con sabor a frustración, que intenta ubicarnos en medio de una realidad solo validad para las ciencias exactas, sin tener en cuenta que muchas veces —cito a Ernesto Sábato— “en la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo y la esperanza cuentan más”.
No pretendo despojar de su valor a las ciencias exactas, pues no estaría actuando dentro de mis cabales; pero vivo convencido de que sus virtuosos maestros alguna vez fueron blanco de la ilusión y soñaron con ser grandes matemáticos o físicos. Lo lograron porque lucharon y, a golpe de perseverancia y genialidad, hicieron realidad sus anhelos. Sus ilusiones nunca desembocaron en la mar del desengaño.
El caminante del desierto es víctima de una ilusión óptica con apariencia de realidad. Yo hablo de todo lo contrario, de la realidad que le abre paso a la ilusión, a las esperanzas positivas y sueños realizables. Hablo de las ilusiones del corazón. Pero éstas también pueden ser frustrantes cuando no se convierten en anhelos, y se ponen a merced de la suerte o el destino, se desconfía del trabajo y de la inteligencia del ser humano, o se le teme a los retos de la vida. Sin embargo, cuando una ilusión trueca en sueño y le dedicamos tiempo y esfuerzo, no tiene por qué terminar en desencanto, todo lo contrario.
Podemos forjarnos la ilusión de conocer China alguna vez en la vida. No faltarán quienes nos apoyen y estimulen, aquellos que nos digan: “qué bello sería”. Tampoco faltaran los otros, los que llamo matadores de ilusiones, quienes apelan a juicios realistas, pero permeados de negativismo.
Ellos, entonces, se empeñarán en demostrarte la lejanía de esa nación asiática, el excesivo precio de los pasajes, lo tedioso de las largas horas de vuelo, lo dura que está la vida en medio de la crisis económica y otra ensarta de argumentos, todos reales, con el propósito de evitarte, según sus puntos de vista, un desengaño.
No afirmo que el solo hecho de ilusionarse con conocer China ya asegure la visita. No es así. Ahora bien, si somos de los que se ilusionan, sueñan y luchan, y de los que no le temen a los retos de la vida, tendremos muchas más posibilidades de visitar ese gran país, que aquellos que no lo sueñan y mucho menos se ilusionan con hacerlo.
¡Hay que ilusionarse, imaginarse y motivarse, para después hacerlo! Si fracasamos, la inevitable desilusión se verá compensada por la satisfacción del esfuerzo, convencidos de que hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. La tranquilidad espiritual, a pesar de la momentánea frustración, se encargara de alentar nuevas ilusiones.
Cuando se agotan las ilusiones, más que vivir, sobrevivimos, y la existencia se torna tan difícil como, según Juan Ramón Jiménez, “tratar de componer una rosa deshojada”.

miércoles, 13 de agosto de 2014

LA AMISTAD

El hombre es un hombre social, vive rodeado de personas y necesita de ellas para su realización y crecimiento. Difícilmente podemos vivir en soledad y aislamiento. Esta claro, que de esta convivencia con los otros surge lo que llamamos amistad. En este sentido, la amistad es un valor universal: necesitamos tener en quien confiar, a quien llamar cuando tenemos problemas y también con quien compartir actividades como ver una película, disfrutar de un parque, etc.
Ahora bien, ¿Qué es la amistad? ¿De qué se compone? ¿Cómo tener amistades que duren toda la vida?
A medida que vamos creciendo y desarrollándonos, encontramos de imprevisto amistades, muchas veces comienzan sin buscarlas: alguien “nos cae bien” y comenzamos a relacionarnos con esa persona. Convicciones, sentimientos, gustos, aficiones, opiniones, ideas políticas, creencias, religión son algunos de las cosas en común, que pueden hacer que nos hagamos amigos de alguien.
Es importante sentirnos a gusto con una persona, conversar y compartir sentimientos, es el principio de lo que llamamos amistad.
Es necesario tener algo en común para que la amistad sea verdadera y estable. Es decir, una misma profesión, una misma carrera, un pasatiempo en común, y la misma vida, nos va dando amigos. Dice el refrán “aficiones y caminos hacen amigos”.
En otro sentido, la amistad es un cariño que se profesa por el otro, un apreciarse que promueve un dar, un darse y para eso es necesario encontrarse y conversar. Con el tiempo la amistad se profundiza mediante el trato, el conocimiento y el afecto mutuo. A su vez, la amistad no puede desarrollarse sin constancia y estabilidad. Por eso, cuando dejamos de ver durante muchos años a nuestros amigos, nos enfrentamos a personas totalmente diferentes, o simplemente, nuestro diálogo no supera la superficialidad.
Ser amigo de alguien es conocerlo bien, saber sobre su historia pasada, sus quehaceres actuales y de sus planes futuros; y del sentido que da a su vida, de sus convicciones; y de sus gustos y aficiones, y de sus defectos y virtudes. Es saber de su vida, de su forma de ser, de comprenderse; es... comprenderle. Comprender al amigo es ponerse en su lugar.

lunes, 11 de agosto de 2014

La práctica de los valores: es su decisión

Aunque los valores comienzan a formarse desde temprana edad y cada quien le da un sentido propio, la puesta en práctica de los valores es una decisión personal.
Cada quien determina cómo actuar frente a las distintas situaciones de su vida.
Unas veces más consciente que otras, eres tú quien decide la actitud y la manera de comportarte frente a las demás personas y frente a las oportunidades, las dificultades o las responsabilidades. Decides asumirlas o eludirlas.
Cuando nos interesa relacionarnos satisfactoriamente con otras personas o ser parte de una organización, decidimos aceptar los valores que requiere esa relación.
Inclusive, en una organización autoritaria, donde los valores se imponen unilateralmente, uno también toma la decisión de aceptarlos.
Al llegar a una organización o comunidad deberíamos ocuparnos de conocer sus valores y sus significados. Ellos nos permiten regular nuestra conducta para el bienestar colectivo y lograr una convivencia armoniosa.
Si resolvemos ser parte de una organización con valores ya definidos, entonces hemos decidido suscribirlos y ponerlos en práctica.
Podemos afirmar que asumir los valores de una organización en la que nos interesa estar es una responsabilidad individual. La práctica de los valores expresa el grado de compromiso que tenemos con esa organización.
Sin embargo, aunque todo esto suene simple, a las organizaciones les toma un gran esfuerzo que sus integrantes tengan valores compartidos y, en muchos casos, apenas se logra.
Recuerda que al hablar de valores nos referimos a principios y creencias. Por lo que es poco probable que cumplamos bien con algo sobre lo que no estamos completamente convencidos de su importancia o valor. ¿Alguien puede obligarte a que estés convencido al respecto?
Aun no estando de acuerdo, podemos seguir correctamente una orden.
Pero la práctica de valores requiere de convicción y eso es algo que depende de tu decisión.
Todos sabemos que un trabajo bien hecho respaldado por valores es superior al que sólo se hace por cumplir con una orden.
Tú decides poner en práctica inmediatamente tus creencias. Decides no posponerlas.
Decides actuar de acuerdo con tus principios, por convicción y no porque te están viendo o vigilando.
Decides la actitud con la que eres parte de una organización y qué clase de persona eres en ella.
Esa capacidad de decidir es la fuente de tu plenitud como ser humano.
TOMADO DE: EL VALOR DE LOS VALORES

viernes, 8 de agosto de 2014

VALORES MORALES

Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral. Recordemos que bien es aquello que mejora, perfecciona, completa.
     El valor moral perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan.
     El valor moral te lleva a construirte como hombre, a hacerte más humano.
     Depende exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y esto sólo será posible basándose en esfuerzo y perseverancia. El hombre actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores morales, ya que se obtienen basándose en mérito.
     Estos valores perfeccionan al hombre de tal manera que lo hacen más humano, por ejemplo, la justicia hace al hombre más noble, de mayor calidad como persona.
     Para lograr comprender plenamente los valores morales debemos analizar la relación que éstos guardan con otro tipo de valores. Siendo el ser humano el punto de referencia para los valores, cabe ordenarlos de acuerdo con su capacidad para perfeccionar al hombre. Un valor cobrará mayor importancia en cuanto logre perfeccionar al hombre en un aspecto más íntimamente humano.
Los valores infrahumanos: Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad, la salud.
Los valores humanos inframorales: Son aquellos valores que son exclusivos del hombre, ya no los alcanzan los animales, únicamente el hombre. Aquí encontramos valores como los económicos, la riqueza, el éxito, por ejemplo. La inteligencia y el conocimiento, el arte, el buen gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el prestigio, la autoridad, etc.
Valores Instrumentales: Son comportamientos alternativos mediante los cuales conseguimos los fines deseados.
Valores Terminales: Son estados finales o metas en la vida que al individuo le gustaría conseguir a lo largo de su vida. 
Tomado de: 
http://www.monografias.com

El valor moral y sus características

Cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales, instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera.
     El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios tipos de valores, por ejemplo, un coche puede ser útil además de bello.
     El valor es pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo valioso.
     El mal es, entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir, a lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en el pantalón, es la falta o ausencia de tela.
     Existen dos tipos de bienes; los útiles y los no útiles:
Un bien útil se busca porque proporciona otro bien, es el medio para llegar a un fin. Por ejemplo, si voy a comprar un coche para poder ir al trabajo (utilidad) busco un coche de buena marca, de buen precio, que me sirva para mi fin, ir al trabajo.
Un bien no útil, por el contrario, es el que se busca por sí mismo. Por ejemplo, las personas son bienes no útiles, porque valen por sí mismas, por el hecho de existir como seres humanos, tienen dignidad y no pueden ser usadas por los demás.
     Los valores valen por sí mismos, se les conozca o no. Van más allá de las personas, es decir, trascienden, por lo que son y no por lo que se opine de ellos.
     Todos los valores se refieren a las necesidades o aspiraciones humanas. Las personas buscamos satisfacer dichas necesidades.
     Éstas se pueden clasificar de la siguiente manera:
Necesidades primarias: Son las necesidades fisiológicas que todo ser humano tiene que satisfacer, por ejemplo, el alimento, el vestido, la vivienda.
Necesidades de seguridad: Se refieren al temor a ser relegados por los demás.
     Los valores físicos, como el afecto y la salud, así como los valores económicos, el poseer una existencia con un mínimo de confort, satisfacen en gran medida estas necesidades básicas.
Necesidades sociales: Es cuando un núcleo familiar ya no es suficiente para el desarrollo de la persona por lo que tendemos a formar nuevos grupos de pertenencia. Se busca ser digno
ante uno mismo y ser alguien ante los demás. Aquí encontramos valores como la fama, el poder, el prestigio, el amor y el afecto.
Necesidades de autorrealización: Se refieren a encontrar un sentido a la vida, trascender en una obra creativa, luchar por un ideal, como la verdad, la belleza o la bondad. Estas necesidades se satisfacen por medio del cultivo de la ciencia, el arte, la moral y la religión.
Las características de los valores son:
Independientes e inmutables: son lo que son y no cambian, por ejemplo: la justicia, la belleza, el amor.
Absolutos: son los que no están condicionados o atados a ningún hecho social, histórico, biológico o individual. Un ejemplo puede ser los valores como la verdad o la bondad.
Inagotables: no hay ni ha habido persona alguna que agote la nobleza, la sinceridad, la bondad,
el amor. Por ejemplo, un atleta siempre se preocupa por mejorar su marca.
Objetivos y verdaderos: los valores se dan en las personas o en las cosas, independientemente que se les conozca o no. Un valor objetivo siempre será obligatorio por ser universal (para todo ser humano) y necesario para todo hombre, por ejemplo, la sobre vivencia de la propia vida. Las valores tienen que ser descubiertos por el hombre y sólo así es como puede hacerlos parte de su personalidad.
Subjetivos: los valores tienen importancia al ser apreciados por la persona, su importancia es
sólo para ella, no para los demás. Cada cual los busca de acuerdo con sus intereses.
Objetivos: los valores son también objetivos porque se dan independientemente del conocimiento que se tenga de ellos. Sin embargo, la valoración es subjetiva, es decir, depende de las personas que lo juzgan. Por esta razón, muchas veces creemos que los valores cambian, cuando en realidad lo que sucede es que las personas somos quienes damos mayor o menor importancia a un determinado valor.
Tomado de: Monografias.com

domingo, 3 de agosto de 2014

ALTRUISMO:.

El anonimato es la expresión más genuina del altruismo.
El término altruismo lo forjó el filósofo Augusto Comte, padre del positivismo, a partir de la palabra italiana Altrui -el otro-, derivada del latín alter, a. La idea del filósofo fue aportar el término opuesto a egoísmo, que no acaba de serlo la palabra generosidad, pues en ella no se explicita que el beneficiario de la misma sea precisamente el otro.
El altruismo se refiere a la solidaridad interpersonal.
Hay dos aspectos que definen el altruismo: La simpatía y el compromiso. La simpatía se apoya sobre valores de bondad y caridad. El compromiso considera un acto que se sabe va a beneficiar más a otro que a sí mismo, implicando un sacrificio personal. El compromiso se inscribe en una ética de la responsabilidad. Porque se trata de actuar concretamente sobre el presente y sobre el futuro para proporcionar mayor bienestar al resto de la sociedad, implicando una inversión personal para el desarrollo de bienes comunes. Recordemos, como ya hemos hecho en otras ocasiones, que la moral se refiere a la conciencia individual, mientras que la ética se refiere a una moral social.
El Diccionario de la Real Academia define altruismo como “esmero y complacencia en el bien ajeno, aun a costa del propio, y por motivos puramente humanos”. En definitiva, el altruismo es una actitud aceptada y querida de buen grado. El altruismo y la solidaridad tienen una dimensión claramente humana y de servicio a la sociedad que se pone a prueba si para prestar ayuda a los demás tenemos que renunciar a beneficios propios, inmediatos y significativos.
El conocimiento y aprendizaje del altruismo nos hace contrarrestar el ejemplo de unos contravalores que empujan a la servidumbre del egoísmo, de la avaricia, de la ambición, del poder y del desenfreno de las pasiones. Hacer la vida más agradable a los demás, procurar en nuestra medida la felicidad de los otros, no suele ser “santo de devoción”, por desgracia, para la mayoría de los seres humanos. De ahí la trascendental importancia de una educación para la solidaridad y el altruismo desde el hogar y desde la escuela para nuestros pequeños, especialmente.
El altruismo y la solidaridad se alzan como única alternativa válida capaz de variar los hábitos de la competitividad, que conducen, de manera segura, a un egoísmo e individualismo exacerbados.