miércoles, 12 de noviembre de 2014

Para defender los valores humanos: El hombre de la Esperanza

Nereyda Barceló Fundora

En un mundo convulsionado por profundas contradicciones, en medio de enormes conflictos sociales, prolongado guerrerismo, catástrofes naturales y augurios de males que presagian desastres ecológicos mayores aún de los que han sucedido; y que hace totalmente insegura la sobrevivencia de la especie humana.
Cuando el desarrollo de la ciencia y la técnica ha alcanzado un poder ilimitado producto
de los avances  tecnológicos…surge como un fantasma, se desarrolla y crece el hombre “Light” o mejor atrevámonos a decirlo, el más mediocre de los hombres. Donde puede incluirse el hombre máquina, el hombre supermercado, el hombre veleta, el hombre narcisista, el hombre endiosado y el hombre esclavo, sobre todo del dinero.
El término “Light” se ha empleado como expresión publicitaria en los países desarrollados para ofrecer o  vender una serie de productos de menor valor energético.
De esa forma, en un  ambiente lleno de superficialidades, surge ese hombre que es ligero, suave aéreo, débil, pero indudablemente posee un cierto atractivo que lo hace a veces divertido antes de conocerlo profundamente.
Por ejemplo ese tipo de hombre lo toma hoy todo sin calorías, el café sin cafeína, el tabaco sin nicotina, el azúcar sin glucosa, es característico que para él todo esté desvalorizado, y por tanto hace que en su vida, también carezca de interés la esencia de las cosas, ya que para él solo lo superficial es válido.
Como la existencia la vive desde lo superficial, lo “Light” en él se impone tanto, que asume una indiferencia por saturación, de fenómenos que conoce de todo el planeta, pero que ignora los de su propia familia y crea una apabullante frivolidad hasta llegar al ascenso del egoísmo humano.
Ese hombre está falto de una proyección personal coherente que tenga suficiente fuerza para arrastrarlo hacia el futuro.
Dicen los estudiosos que en los países desarrollados, el ser humano ha pasado del mito de Prometeo al mito de Narciso, aunque hay sus excepciones.
Recordemos que Prometeo encarnó la fuerza, el saber, el riesgo, que fue al Olimpo y robó el fuego a los dioses  y es reemplazado en estos tiempos marcados por lo débil y lo efímero en la figura de Narciso.
Ante este fenómeno, es necesario activar las alertas denunciadoras y las respuestas inmunizadoras por tan peligroso virus que destruye los valores humanos.
Sabemos que este nuevo siglo trae consigo ricas promesas de desarrollo tecnológico, pero también la sociedad está amenazada por múltiples insidias y peligros en terrenos vitales como la ingeniería genética, el descomunal desarrollo económico y la imprescindible e imparable carrera de los inventos poderosísimos de los medios de comunicación y sobre todo de la carrera armamentista.
Ese hombre superficial y del cual debemos defendernos y defender a nuestros hijos, es destructor de los valores humanos, vive en el constante ajetreo de la sociedad de consumo y eso lo vacía de su profundidad, le hace, en fin, vivir en la superficie de si mismo, porque no es más que un hombre desechable .Ante esos amenazantes peligros, proyectamos como contrapartida del hombre “Light”  a nuestro Hombre de la Esperanza , el modelo de hombre que espera contra toda esperanza, que busca fraternidad y construye fraternidad, lucha por la solidaridad y la justicia, mira más allá de si mismo y trabaja porque el poder no sustituya al amor.   
El hombre de la Esperanza,  es aquel que a pesar de la oscuridad, de la muerte y de la desolación, se abre a la alegría e intenta ser luz en la oscuridad. Sabe que tiene el triunfo al alcance de la mano, aunque parezca imposible .El ve y siente, no el triunfo del poderoso que domina, sino el de la normalidad, de lo corriente, de lo simplemente hermoso.
El Hombre de la Esperanza , puede ser usted o yo y buscar el éxito de nuestras vidas
por estos sitios adornados de palmeras y tocororos, al borde de este caribeño mar, donde están todas esas riquezas que llamamos frescura del alma, agilidad para soñar y así disfrutar de este paraíso, en el cual a veces no nos damos cuenta que vivimos…y también para resaltar, por qué no, las indudables virtudes que pueden tener otras personas.
El Hombre de la Esperanza es aquel que aprende a decir a ejemplo de Martí: “Hijo espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud y en ti”.


Algunas características del Hombre “Light:
-         Es buscador de placeres sensoriales
-         No transmite a sus hijos valores como la fe, la honestidad y el amor.
-         A sus allegados le sugiere que se acomoden, que trepen, que les pasen por arriba a los demás.
-         Repudia el talento creador y le pone zancadillas a los que cree que le hacen sombra.
-         Es ciego para las auroras, ignora la quimera del artista, el ensueño del sabio y la pasión del apóstol.
-         Troca el honor por una prebenda y echa llave a su dignidad por evitarse un peligro.
-         Están fuera de su órbita el ingenio, la virtud y la dignidad de otros, a los cuales desdeña.
-         No sospecha que existe el infinito más allá de su horizonte y mira siempre el pasado como si tuviera los ojos en la nuca.

Algunas características del Hombre de la Esperanza :
-         Tiene paciencia ante las adversidades y el ánimo de las personas entusiastas.
-         Estimula el pensamiento de autenticidad en su actuar de plenitud y libertad, a partir de la amistad, la sinceridad, la honestidad y la dignidad humana.
-         Posee voluntad, tesón, firmeza y cree en lo trascendental.
-         Es profundamente espiritual, tiene sentido del honor, es amistoso, comunicativo, alegre, reflexivo y emprendedor.
-         El conoce el perfume de las rosas, la gracia de la sonrisa y el rumor de las olas del mar.
-         En la puesta de sol, el Hombre de la Esperanza , se viste de luces… para asistir en la noche al desfile de las estrellas.
-         El piensa que si las flores pudieran hablar, las palabras tendrían perfume, para comunicar el amor y los valores humanos.

¡Seamos todos hombres y mujeres de la Esperanza!

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