miércoles, 22 de mayo de 2013

LA ALEGRÍA


Nereyda Barceló Fundora



A pesar de la euforia progresista que  mundialmente ofertan algunos medios de difusión, pese a las ofertas paradisíacas de la propaganda, no obstante  la búsqueda desenfrenada de evasiones  placenteras, nuestro mundo se siente abarrotado por el pesimismo. Porque en este mundo, superficialmente feliz, hay soledad y abandono, hambre y guerras, injusticia y explotación, odio y egoísmo... ¿Se puede estar y ser alegres de verdad?
Yo opino que sí, porque la alegría no es patrimonio solamente de los que ríen, sino de los que esperan, y no reside en que nos sonría la vida, la alegría no es una cosecha, sino es una siembra, porque hay más alegría en dar que en recibir y “Dios ama a quien da con alegría” ( ll Co.9,7)
La alegría es posible y necesaria para nuestro mundo, para nuestro país, para  nuestra ciudad, para nuestra familia, para nuestros amigos, porque  no en pocas ocasiones se pretende cubrir ese déficit de alegría con un superávit de evasión y ruido musical.
Hay que abrazar la sabiduría del corazón, hay que valorar lo que realmente es importante, lo eterno, el amor que se derrama hacia los demás en entrega, generosidad,  perdón, tolerancia, humildad y todo ello nos aportará verdadera alegría, porque podemos utilizar lo material para vivir sin penas, pero no como fin de esta vida.
Y quiero sugerir algo que podemos tener en cuenta para sentir alegría:
Por dura que sea la jornada, busca tiempo para:
Apreciar cada nuevo amanecer
Escuchar el clamor de tu hermano
Tender tu mano fraternal
Buscar senderos de esperanza y
Descubrir el milagro de la vida.

 

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