sábado, 23 de noviembre de 2013

La constancia

La constancia significa algo mucho más profundo que una simple certificación y se trata de la virtud o valor que observan algunos seres humanos y que les permitirá actuar con firmeza y perseverancia en las decisiones, acciones o propósitos que se tengan. Es decir, casi siempre, cuando nos enfrentamos a elecciones y decisiones, también deberemos enfrentarnos a sus respectivas dificultades y es precisamente en este punto donde entrará en juego el mencionado valor de la constancia, para evitar que esas dificultades prosperen y se conviertan en un impedimento para la concreción de nuestros sueños o metas.
La fuerza de voluntad y el esfuerzo a largo plazo son las dos principales aliadas del valor de la constancia.
Muchas empresas, grandes o pequeñas, muchos proyectos de vida, muchos buenos propósitos e intenciones naufragan por falta de constancia y de perseverancia. Hay quizás un esfuerzo inicial, un fuego de artificio, pero luego todo se precipita sin resultado alguno porque no se supo poner un esfuerzo continuado. La constancia es un valor sin el cual seria imposible la obtención de resultados en cualquier campo de la vida.
La edificación de un proyecto vital no es cosa de un día. Quien quiere construir su vida con sólidos valores no puede poner un esfuerzo intermitente al vaivén de los estados anímicos o de las circunstancias. Es necesaria la voluntad y el empeño tenaz.
La constancia es necesaria para culminar cualquier proyecto humano. No es suficiente comenzar una obra, un proyecto o un propósito. Hay que concluirlo: obra comenzada, obra concluida. En la formación de la constancia es imprescindible contar con una voluntad fuerte, con el sacrificio personal, no sólo con grandes, pero aislados sacrificios, sino con pequeños actos de dominio continuados, puestos día tras día, hasta formar sólidos hábitos de conducta.

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