domingo, 12 de octubre de 2014

La integridad

El siguiente poema de Rudyard Kipling ,dedicado a su hijo,  es una enseñanza completa de lo que es la integridad.
SI
Si puedes tener calma cuando en tu derredor
todo el mundo la pierde y a ti te culpa de ello;
si cuando de ti dudan puedes tener fe en ti,
pero también excusas la desconfianza de otros;
Si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o siendo calumniado, no esgrimes la calumnia,
o siendo aborrecido, el odio en ti no acoges,
y con todo no pecas de bueno o sentencioso;
Si puedes ensoñar sin rendirte a los sueños,
o pensar sin hacer del pensamiento meta;
si puedes arrastrar el triunfo y el desastre
tratando de igual modo a entrambos impostores;
Si puedes soportar que la verdad que has dicho
se trunque en bocas viles en trampa para bobos,
o ver hecha pedazos la ilusión de tu vida,
e inclinarte a rehacerla con recursos maltrechos;
Si en un montón juntando tus cuantiosas ganancias,
jugarlas todas puedes a un simple cara o cruz,
y perderlas, y luego volver a comenzar,
y jamás una frase decir de lo que pierdes;
Si puedes obligar al corazón y al nervio
y al músculo a servirte, aun después de extenuados,
y perseveras aunque ya nada quede de ti,
salvo la voluntad que le dices “¡Adelante!”;
Si puedes con la plebe tratar sin menoscabo,
o alternar con monarcas sin romper con el vulgo;
si no pueden herirte ni amigos ni enemigos;
si a todos consideras, más nunca en demasía;
Si el minuto implacable puedes avalorar
con sesenta segundos de avance en tu jornada,
tuyo es el mundo y todo lo que en el mundo existe,
y, más aún, serás todo un hombre, ¡hijo mío!
Todo esto lo veo en este poema, como Kipling le dice; si puedes hacer todo esto, “tuyo es el mundo y todo lo que en el mundo existe, y más aún, serás todo un hombre, ¡hijo mío!” Esta fue su forma de decir a su hijo que la integridad significa ser uno mismo... y tu conciencia.

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