El
optimismo, la eterna sonrisa y la carcajada estruendosa son tres buenos puntales
en los que se basa la moderna psicoterapia. Son numerosos los psicólogos y
psicoterapeutas que han realizado pruebas experimentales sobre la risa como
elemento curativo. La emoción risueña, la alegría y la risa originan en el ser
humano una serie de estímulos favorables en el sistema nervioso vegetativo y en
el sistema nervioso central, actuando, incluso, en las porciones más elevadas y
complejas del cerebro.
Cuando una persona se ríe, se animan sus
funciones respiratorias y circulatorias, y se acentúa la eliminación de toxinas.
A la vez, se multiplican en número los leucocitos o glóbulos blancos de la
sangre, que organizan una extensa y tupida barrera defensiva contra los
microbios.
Por otra parte, en la esfera psíquica, se
disipan las ideas pesimistas y el mal humor, disminuyendo las emociones
negativas, como la ira, los celos, la envidia; el terror, que corroen la
tranquilidad del espíritu. No queda más remedio: seamos
alegres.
El poder
curativo de la risa:
Reírse es natural,
de hecho, un bebé a las 36 horas de nacido puede ofrecer una sonrisa a sus
padres. Los niños están mucho más dispuestos a reírse que los adultos, un
pequeño se ríe un promedio de 300 veces al día, mientras que un adulto lo hace
entre quince y cien.
Pero lo interesante
de la risa es que se ha comprobado que los enfermos de sida o de cáncer tienen
una mayor resistencia mientras mejor es su estado anímico. Por esta razón, en
Canadá, específicamente en Ottawa, los atienden con sesiones de
risoterapia.
Los especialistas
descubrieron que la risa es un buen medicamento que renueva la energía del
enfermo y le estimula ante su padecimiento. Como prueba de lo anterior está el
caso de Norman Cousins, un importante ejecutivo de Nueva York, conocido crítico
y editor de Saturday Review, a quien a los cincuenta años le fue diagnosticada
espondolitis anquilosante, enfermedad que consiste en una especie de artritis
espinal sumamente dolorosa, y que lo dejó lisiado.
Por si fuera poco,
los doctores no conocían la cura para la enfermedad y ante este panorama nada
alentador, Cousins cayó en un estado de depresión mayor, y mientras más se
deprimía peor era su estado y el dolor se hacía cada vez más
intenso.
Los médicos le
dijeron que un poquito de alegría le vendría bien. Así que Cousins pidió varias
películas cómicas, cortos de El gordo y el flaco y varias de los hermanos Marx.
Apenas comenzó a ver estas películas y a reírse a carcajadas comenzó a sentirse
mejor y así descubrió que por diez minutos de risa a mandíbula batiente lograba
eliminar el dolor por dos horas… y mientras más se reía mejor se sentía. Gracias
a sus sesiones diarias de risa pudo conciliar otra vez el sueño. Cousins reía
tan fuerte que los demás pacientes comenzaron a quejarse por el escándalo,
entonces se mudó del hospital a un hotel donde se podía reír por la
mitad del precio. Combinando sus terapias de risa con dosis de vitamina C y
siguiendo las indicaciones de los médicos, logró curarse totalmente de la
enfermedad, para luego escribir un libro titulado Anatomía de la risa.
De las razones para no estar
triste
Cualquier tema
puede tratarse con humor. Por ejemplo, ¿cuándo fue la última vez que usted
compró interiores? Si tardó mucho en responder, ya es hora de ir cambiando su
ajuar interior.
El interiorismo es
la ciencia que estudia la decoración de interiores. El diseño del interior dice
mucho de la personalidad; es más, muchas mujeres han sabido mucho más de su
pareja después de verle los interiores que antes cuando solo sabían qué carro
usaba o su signo zodiacal. Hay diferentes diseños de interiores y por lo tanto
de personalidad; están los barrocos, con faralaos y bordados; o los de caballero
de acero inoxidable ideal para armaduras; están los púdicos, tipo cuello de
tortuga; o los impúdicos, tipo taparrabo o hilo dental; están los descriptivos,
que son aquellos que tienen un cartel y una flecha que dice “abajo es la cosa”;
los selváticos, con piel de tigre y olor a tigre; y están los hipócritas,
extralargos, que vienen con un relleno, muy utilizados por grupos juveniles
musicales.
¿Por qué la gente
se ríe tan poco, siendo algo tan fácil y que uno disfruta tanto? ¿Por qué la
gente no lleva la vida con más alegría?, pues porque no se dan el permiso de
hacerlo.
Reír cura problemas
como la depresión, la angustia, la falta de autoestima y el insomnio, así como
los problemas de relación. Cuando reímos se mueve el diafragma, los pulmones
mueven doce litros de aire, en vez de los seis habituales, lo que mejora la
respiración. Asimismo, se fortalece el corazón, se facilita la digestión al
hacer vibrar el hígado, se evita el estreñimiento, mejora la eliminación de la
bilis y se estimula el bazo, baja la hipertensión aumentando el riego sanguíneo,
ya que se relajan los músculos lisos de las arterias con lo que se reduce la
presión arterial y se tonifican los músculos que hay en el rostro, porque una
carcajada continuada activa casi la totalidad de ellos. Además, las carcajadas
generan una sana fatiga que elimina el insomnio, ¿suficiente?
Claro que es válido
preguntarse si todo eso tiene basamento científico, pues sí. Cuando reímos el
cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas; de hecho, una simple
sonrisa emite una información que activa esa segregación de esta suerte de
drogas naturales que circulan por el organismo, y que resultan cientos de veces
más fuertes que la heroína y la morfina, pero gratuitas y no tienen efectos
secundarios.
Las endorfinas,
específicamente las encefalinas, tienen la capacidad de aliviar el dolor. Por
ejemplo, si al cabo de unos segundos desaparece el dolor producto de un golpe,
es porque el cuerpo reaccionó sintetizando las endorfinas necesarias para
atenuarlo. Por otro lado, las endorfinas envían mensajes desde el cerebro hasta
los linfocitos y otras células para combatir los virus y las bacterias. Las
endorfinas desempeñan además otras funciones entre las que destaca un papel
esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. De ellas depende
algo tan sencillo como estar bien o estar mal. Las endorfinas provocan un estado
de euforia que es una sensación de felicidad, o lo que es igual a un flujo
correcto de endorfinas en nuestro cuerpo.
¿Por qué el masaje
es tan curativo? o ¿por qué las caricias son tan placenteras? Pues,
sencillamente, porque ambos estimulan la segregación de endorfinas, así que cada
vez que experimentamos placer, cuando sentimos estados de euforia y felicidad o
cuando nos invade la particular sensación de disfrute que provoca la música, la
poesía, el arte o la naturaleza, están en juego las endorfinas. También ocurre
lo mismo en los deportistas, porque cuando se logra pasar a un competidor
durante una carrera justo al hacer el último esfuerzo antes de llegar a la meta,
o al batir un récord, el cuerpo segrega endorfinas y por ende la persona se
siente eufórica.
Lo mejor de todo es
que para segregar endorfinas no es necesario trotar o batir un récord, solo hay
que reír, estar de buen humor… y eso es fácil, solamente hace falta
decidirse.
Además, cuando uno
se ríe segrega más adrenalina, lo que potencia la creatividad y la
imaginación.
Alimento para el espíritu
La risa como fuente
de salud ya aparece en la Biblia, donde es posible leer: “Un corazón alegre es
como una buena medicina, pero un espíritu deprimido seca los
huesos”.
Algunos libros
hindúes hablan incluso de meditación con risa porque el hecho de reír es una
técnica de meditación en sí mismo, y es un medio para conocerse interiormente
que ayuda a estar más consciente del mundo.
En la India, Bhagwn
Rajneesh (Osho), en su centro de Poona, promueve la meditación de la rosa
mística que consiste en nueve días de tres horas diarias de risa. A la vez que
cierta escuela budista enseña técnicas para caminar sonriendo y dice que se
trata de algo tanto o más beneficioso que la meditación. También hay una
creencia hindú que asegura que una hora de risa tiene efectos más beneficiosos
para el cuerpo que cuatro horas de yoga.
Los pueblos más
perseguidos son los que tienen un sentido del humor muy desarrollado y ese es el
caso del pueblo judío. Los Jasidim eran unos maestros religiosos que entendían
que la religión no podía ser algo triste y por eso le inyectaron buen humor a la
vida, bailes y canciones a los ritos religiosos.
La filosofía china
del tao, por su parte, también practica la risa. Un viejo consejo chino dice que
para estar sano hay que reír treinta veces al día, y al respecto los expertos
afirman que con tres veces al día es suficiente siempre y cuando sea por más de
un minuto cada una. El siquiatra William Fry, quien ha estudiado los efectos de
la risa por más de 25 años, asegura que tres minutos de risa intensa equivalen
en salud a cerca de diez minutos de remar enérgicamente. Asimismo, se dice que
un minuto de risa diario equivale a 45 minutos de relajación.
De esto modo, a reírse se ha dicho; reírse en
defensa propia porque los efectos son fantásticos y sin ser tacaños. Hay que
regalarle a la gente la mejor sonrisa, eso vale mucho para el que la recibe y a
uno no le cuesta nada
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