Cuando hablamos de valor,
generalmente nos referimos a las cosas materiales,
espirituales, instituciones,
profesiones, derechos civiles,
etc., que permiten al hombre realizarse de alguna manera.
El valor es,
entonces, una propiedad de las
cosas o de las personas. Todo lo que es, por el simple hecho de existir, vale.
Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios tipos de valores, por
ejemplo, un coche puede ser útil además de bello.
El valor es
pues captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto
o con lo valioso.
El mal es,
entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir, a
lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en el pantalón, es la falta o ausencia
de tela.
Existen dos
tipos de bienes; los útiles y
los no útiles:
Un bien útil se busca porque proporciona
otro bien, es el medio para llegar a un fin. Por ejemplo, si voy a comprar un
coche para poder ir al trabajo
(utilidad) busco un
coche de buena marca, de buen precio, que me sirva
para mi fin, ir al trabajo.
Un bien no útil, por el contrario, es el
que se busca por sí mismo. Por ejemplo, las personas son bienes no útiles,
porque valen por sí mismas, por el hecho de existir como seres humanos, tienen
dignidad y no pueden ser usadas por los demás.
Los valores
valen por sí mismos, se les conozca o no. Van más allá de las personas, es
decir, trascienden, por lo que son y no por lo que se opine de ellos.
Todos los
valores se refieren a las necesidades o aspiraciones humanas. Las personas
buscamos satisfacer dichas necesidades.
Éstas se pueden
clasificar de la siguiente manera:
Necesidades primarias: Son las
necesidades fisiológicas que todo ser humano tiene que satisfacer, por ejemplo,
el alimento, el vestido, la vivienda.
Necesidades de seguridad: Se
refieren al temor a ser relegados por los demás.
Los valores
físicos, como el afecto y la salud, así como los valores económicos, el poseer
una existencia con un mínimo de confort, satisfacen en gran medida estas
necesidades básicas.
Necesidades sociales: Es cuando un
núcleo familiar ya no es suficiente para el desarrollo de la
persona por lo que tendemos a formar nuevos grupos de
pertenencia. Se busca ser digno
ante uno mismo y ser alguien ante los
demás. Aquí encontramos valores como la fama, el poder, el prestigio, el amor y el
afecto.
Necesidades de autorrealización: Se
refieren a encontrar un sentido a la vida, trascender en una obra creativa,
luchar por un ideal, como la verdad, la belleza o la bondad. Estas necesidades
se satisfacen por medio del cultivo de la ciencia, el arte,
la moral y la religión.
Las características de los valores
son:
Independientes e inmutables: son lo que
son y no cambian, por ejemplo: la justicia, la belleza, el amor.
Absolutos: son los que no están
condicionados o atados a ningún hecho social, histórico, biológico o individual.
Un ejemplo puede ser los valores como la verdad o la bondad.
Inagotables: no hay ni ha habido persona
alguna que agote la nobleza, la sinceridad, la bondad,
el amor. Por ejemplo, un atleta siempre
se preocupa por mejorar su marca.
Objetivos y verdaderos: los valores se
dan en las personas o en las cosas, independientemente que se les conozca o no.
Un valor objetivo siempre
será obligatorio por ser universal (para todo ser humano) y necesario para todo
hombre, por ejemplo, la sobre vivencia de la propia vida. Las valores tienen que
ser descubiertos por el hombre y sólo así es como puede hacerlos parte de su personalidad.
Subjetivos: los valores tienen
importancia al ser apreciados por la persona, su importancia es
sólo para ella, no para los demás. Cada
cual los busca de acuerdo con sus intereses.
Objetivos: los valores son también objetivos porque se
dan independientemente del conocimiento que se tenga de ellos. Sin embargo, la
valoración es subjetiva, es decir, depende de las personas que lo juzgan. Por
esta razón, muchas veces creemos que los valores cambian, cuando en realidad lo
que sucede es que las personas somos quienes damos mayor o menor importancia a
un determinado valor.
Como ya lo mencionamos son aquellos
valores que perfeccionan al hombre en lo más íntimamente humano, haciéndolo más
humano, con mayor calidad como persona.
Los valores
morales surgen primordialmente en el individuo por influjo y en el seno de la familia, y son
valores como el respeto, la tolerancia, la
honestidad, la lealtad, el trabajo, la
responsabildad, etc.
Para que se dé
esta transmisión de valores son de vital importancia la calidad de las
relaciones con las personas significativas en su vida, sus padres, hermanos,
parientes y posteriormente amigos y maestros. Es además indispensable el modelo y ejemplo que
estas personas significativas muestren al niño, para que se dé una coherencia
entre lo que se dice y lo que se hace.
Además es de
suma importancia la comunicación de la
familia. Cuando el
niño ha alcanzado la edad escolar se hará
participe de esta comunicación abierta, en la toma de decisiones y en
aportaciones sobre asuntos familiares.
Posteriormente estos
valores morales adquiridos en el seno de la familia ayudarán a insertarnos
eficaz y fecundamente en la vida social. De este modo la familia contribuye a
lanzar personas valiosas para el bien de la sociedad.
Recordemos que
una persona valiosa, es una persona que posee valores interiores y que vive de
acuerdo a ellos. Un hombre vale entonces, lo que valen sus valores y la manera
en como los vive.
Ya en el ámbito
social, la persona valiosa buscará ir más allá de "mi libertad", "mi comodidad o
bienestar" y se traducirán estos valores en solidaridad,
honestidad, libertad de otros, paz, etc.
La libertad: La libertad parece ser el
bien más preciado que posee el hombre. Libertad de conciencia, para alcanzar una
vida coherente y equilibrada desde el interior, libertad de expresión, para
poder difundir nuestras ideas y promover el debate y la
discusión abierta, libertad de reunión como garantía para asociarme con aquellos
que comparten ideales y trabajar por los mismos, libertad para elegir
responsable y pacíficamente a nuestros gobernantes.
La solidaridad: Surge cuando mi
libertad, mi desarrollo y mi bienestar ya no son compatibles con las necesidades
y desgracias de los demás. Ya no nos limitamos a compartir en el seno familiar,
sino con los demás.
A escala internacional
supone que nuestro país debe ser solidario con los países más necesitados del
planeta, compartir no sólo en el ámbito económico, también en el educativo y
cultural.
Compartir el conocimiento para combatir
el analfabetismo y la
incultura, para reducir enfermedades y
epidemias, por ejemplo.
La paz: Es quizás prioridad esencial de
nuestro mundo, un mundo que ha sufrido dos grandes guerras, con
consecuencias devastadoras para los pueblos y las personas, un mundo que todavía
se enfrenta a un sinnúmero de conflictos locales y
regionales.
Una persona con
altos valores morales promoverá el respeto al hombre, la cooperación y
comprensión, una actitud abierta y de
tolerancia, así como de servicio para el
bienestar común.
fuente: http//www.monografias.com
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