La felicidad es el estado emocional de una persona
feliz; es la sensación de bienestar y realización que experimentamos
cuando alcanzamos nuestras metas, deseos y propósitos; es un momento duradero de
satisfacción, donde no hay necesidades que apremien, ni sufrimientos que
atormenten.
La felicidad es una condición subjetiva y relativa.
Como tal, no existen requisitos objetivos para ser felices: dos personas no
tienen por qué ser felices por las mismas razones o en las mismas condiciones y
circunstancias.
En teoría, el sentimiento de autorrealización y
el cumplimiento de nuestros deseos y
aspiraciones son aspectos importantes para sentirnos felices. No
obstante, para ser felices a veces no es necesaria ninguna condición previa, y
así, hay personas que están siempre felices y que se sienten a gusto con la vida
y con aquello que les fue otorgado en gracia, y personas que, pese a que tienen
todas las condiciones para estar bien, se sienten profundamente infelices.
La infelicidad, por su parte, ocurre
cuando nos enfrentamos a frustraciones en el intento por alcanzar nuestras
metas, cumplir nuestros anhelos o lograr nuestros propósitos. En este sentido,
lo aconsejable para mantener un estado de equilibrio propicio a la felicidad es
alimentar pensamientos positivos y evitar a toda costa caer en el
pesimismo.
Etimológicamente, la palabra felicidad proviene del latín felicĭtas, felicitātis, que a su vez se deriva de
felix, felīcis, que significa ‘fértil’,
‘fecundo’.
Felicidad en la Psicología
Para la psicología, la felicidad es un
estado emocional positivo que los individuos alcanzan cuando han satisfecho sus
deseos y cumplido sus objetivos. La felicidad, como tal, viene medida por la
capacidad que hay en cada persona de dar soluciones a los variados aspectos que
conforman su vida cotidiana. En este sentido, las personas que tengan cubiertos
estos aspectos deberían ser más felices, sentirse autorrealizadas y
plenas.
No obstante, para Sigmund Freud la felicidad es algo
utópico, pues considera que, para que sea posible, no podría depender del mundo
real, donde los individuos están expuestos constantemente a experiencias
desagradables, como el fracaso y la frustración, y, en este sentido, sostiene
que a lo máximo que podría aspirar un ser humano es a una felicidad
parcial.
Felicidad en Filosofía
Para Aristóteles, la felicidad estaba
relacionada con el equilibrio y la armonía, y se conseguía mediante acciones
encaminadas a la autorrealización. Epicuro, por su parte, señalaba que
la felicidad suponía la satisfacción de los deseos y los placeres.
Los estoicos, en cambio, consideraban
que la felicidad se alcanzaba dominando las pasiones y prescindiendo de las
comodidades que impiden la aceptación de una existencia determinada. Mientras
que para Leibniz, defensor
de la tesis racionalista, la felicidad es la adecuación de la voluntad humana a
la realidad.
Por su lado, filósofos chinos, como
Lao Tzu, apuntaban que la
felicidad se podía lograr teniendo como modelo la naturaleza. Mientras que
Confucio era de la opinión
de que la felicidad venía dada por la armonía entre las personas.
Felicidad en religión
Las religiones teístas suelen
coincidir en que la felicidad es un
estado de paz que solo se alcanza en la comunión con Dios. Los
budistas, por su parte, afirman que la felicidad únicamente se consigue a través
de la liberación del sufrimiento y la superación del deseo, a lo cual se accede
mediante el entrenamiento mental.
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