domingo, 15 de mayo de 2016

Claves para evitar despistes


El cerebro comienza a envejecer alrededor de los 40 años, aunque algunos expertos adelantan el inicio de este proceso de envejecimiento a la década de los 30. Las funciones cognitivas, como la capacidad de razonar y la memoria, comienzan a deteriorarse mucho antes de que empecemos a tener distracciones y olvidos, y a lamentarnos de lo despistados que nos hemos vuelto.
Sin embargo, y antes de alarmarnos porque no recordamos el nombre de una persona que nos acaban de presentar, o lo que comimos el domingo, o dónde aparcamos el coche ayer cuando llegamos a casa, hay que señalar que aunque no afecte a todas las personas por igual, es normal tener ciertos despistes, e incluso más dificultades para aprender cosas nuevas y fijar los recuerdos que cuando éramos jóvenes.
Pero también es importante saber que el envejecimiento no provoca, por sí mismo, una pérdida significativa de la memoria, y que si en vez de tratarse de episodios aislados, los olvidos son frecuentes e importantes, hasta el punto de interferir en el desarrollo normal de tus actividades cotidianas y afectar a tu calidad de vida, es necesario consultar de inmediato con un médico porque puede ser un síntoma de otras enfermedades.

Causas de olvidos y despistes en la tercera edad

Entre las principales causas de los olvidos y despistes que sufren las personas mayores están el estrés continuado y la acumulación de tareas. La mayoría de los adultos mayores tienen que estar pendientes del trabajo, el mantenimiento de la casa o el cuidado de otros (hijos, padres, nietos, mascotas…), y por ello deben priorizar y atender primero lo más relevante, dejando en un segundo plano las tareas que pueden esperar. Además, el olvido es saludable y necesario, y la memoria, selectiva, porque en caso contrario enloqueceríamos con el bombardeo de estímulos que recibimos permanentemente a través de los sentidos.
Los trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión también afectan a las capacidades cognitivas y pueden dificultar el desempeño de las tareas habituales y perjudicar la memoria a corto plazo, aunque esto se resuelve tratando el problema emocional.
El consumo o la exposición a sustancias tóxicas, como el alcohol, el cannabis, la cocaína, o el tabaco, entre otras, puede provocar un daño permanente en el cerebro que tenga como consecuencia la pérdida de memoria y otras funciones cognitivas, que se acentúa al llegar a la edad adulta. También algunos medicamentos, un déficit de vitamina B12 o algunas enfermedades, como por ejemplo problemas de tiroides, pueden provocar fallos de memoria.
 
FUENTE;WWW.CONSULTAS.COM

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