sábado, 7 de junio de 2014

ALTRUISMO, COMPRENSION Y RESPETO

“Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, hallaríamos en sus vidas penas y
sufrimientos suficientes para desarmar toda nuestra hostilidad”
H. W. L.
 
  Por: Bernabé Tierno
 
El altruismo forma panela con la solidaridad, es
su hermano gemelo. Son ramilletes que arrancan
unidos del tronco común de la comprensión, desde donde parten todas las conductas de hermandad.
El altruismo es determinación firme y perseverante
de empeñarse por el bien común en general y de
las personas más cercanas a nosotros en particular.
El altruismo, que para los cristianos es la caridad
al fundir en un acto amoroso el amor a Dios y a
todos los seres creados, es estilo de vida, permanente actitud
de servicio de toda persona, sea cual fuere su
patria, religión, condición o raza, que ha encontrado verdadero
significado y sentido a su existencia en ser
útil a los demás.
La comprensión de las carencias, miserias y sufrimientos
nos lleva en un primer momento a
sentirnos solidarios para hacer realidad de inmediato
las acciones concretas de altruismo que ayudan a
mejorar la calidad de vida de los más necesitados y menesterosos.
El respeto mutuo proviene del reconocimiento de
la igualdad fundamental entre todos los seres
humanos. El respeto, por tanto, es un
deber, pero además es una necesidad, es un valor ya que nadie tiene
el monopolio de la verdad ni de la razón, y mucho menos un grado mayor de humanidad que le dé
derecho a sentirse superior a los demás. El resp
eto nos recuerda a todos que somos iguales aunque
diferentes, pero nunca más o menos que los demás.
Pero, como acabamos de afirmar, el respeto es
un valor humano necesario del que dependen valores
como la libertad, la creatividad, la originalidad, la dialogicidad...
Sólo es posible contrastar opiniones (dialogar),                                                                  
permitiendo que cada cual se exprese y obre
libremente (libertad). El respeto permite a los demás
proyectar su propia existencia como individuos
irrepetibles, ser ellos mismos y decidir sobre su persona
y sus actos (creatividad, originalidad) y que
vivan sus vidas como búsqueda constante de encuentros humanos enriquecedores.

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