martes, 3 de junio de 2014

LA ENVIDIA

Es un sentimiento o estado mental, en el cual existe dolor o desdicha, por
no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes o cualidades
superiores. Es la tristeza o pesar del bien ajeno. Es el deseo desordenado,
de tener algo que no se posee. Los celos, producto de la envidia, están
vinculados con el tener.
La envidia está muy relacionada con el egoísmo de poseer y acumular, mucho
más que otros. Se envidia por algo, y se termina envidiando por todo. Se
envidia a otro y después se encierra en querer poseer, más que nadie o
poseer lo que otro tiene, hasta llegar a robárselo, para satisfacer la
envidia.
“Envidia sana o positiva” es la emulación, superación o lucha, por copiar o
imitar las virtudes y valores humanos o las ejemplares actitudes y acciones
de otros. Eso no es el pecado de la envidia malsana, pues es una virtud, al
tratar positivamente de imitar a los demás, trabajando, esforzándose y
superándose, para mejorar como persona y lograr lo que se anhela. En la
medida en que se acepta, que no se tiene envidia de otro o de otras cosas, o
que la envidia es sana o positiva, se puede tolerar mejor al prójimo, tal
cual es. No es lo mismo ser envidioso, que algo envidiable.
La envidia también es una expresión de hostilidad hacia alguien, a quien se
percibe como superior y un deseo que apunta, no sólo a la posesión de esa
ventaja, sino a la destrucción de ese superior. Conlleva un sentimiento de
enfado, porque otra persona posee y disfruta algo deseable, incluyendo un
impulso, que apunta a despojarla de ese algo o echarlo a perder. Suele
provenir de la incapacidad de regular las emociones, de tener que esperar
para satisfacer las necesidades o caprichos y de los problemas de
autoestima.
La envidia es la base del resentimiento, porque no busca que a uno le vaya
mejor, sino que al otro le vaya peor. Es la disposición, insensibilidad,
pesar o desagrado por no tener algo y además querer conseguir ese algo, lo
tenga quien lo tenga. Intentando si es necesario, arrancarlo por todos los
medios, incluso con graves mentiras. Es un sentimiento u obsesión, que nunca
produce nada positivo en el que la padece, sino que produce una insalvable
infelicidad y amargura, además que alimenta el deseo de producir el mal a
otros.
La Envidia es uno de los siete pecados capitales: Envidia, soberbia,
avaricia, ira, lujuria, gula y pereza. Se llaman pecados capitales, porque
generan o dan origen a muchos otros pecados. También queda expresada en los
10 Mandamientos de la Ley de Dios, que dice en el séptimo: No desearás la
mujer de  tu prójimo, y en el décimo “No codiciarás los bienes ajenos”.

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