miércoles, 3 de febrero de 2016

MUNDO INTERIOR

 
 
Así como los árboles crecen elevando sus ramas hacia el cielo, por debajo de la tierra sus raíces también crecen hacia lo profundo buscando nutrientes para vigorizarse y seguir creciendo. Se diría que el árbol tiene otra vida además de la que nos muestra a todos nosotros y esa es su vida interior… pero nosotros, los humanos, no todos desarrollamos ese mundo interior que nos fortalece desde dentro, la mayoría solo vive preocupado de su desarrollo externo y cuida lo que se ve, descuidando esa parte oculta para los demás pero tan importante para mantenernos equilibrados en el diario vivir.
 
En el mundo interior le cedemos el gobierno al alma ya que en el mundo exterior el mando lo tiene la mente/ego que es quien se pierde entre lo ilusorio para vanagloriarse de cosas que cuando estamos refugiados en nuestro mundo interior carecen totalmente de sentido.
Conozco muchas personas que me dicen ser incapaces de crear ese espacio, lo que a mi me parece increíble, pero ahora he descubierto que es precisamente porque viven desde la mente y desconectar la cabeza se les hace imposible.
 
Muchas veces la vida obliga a las personas a desconectar la mente con aquellos procesos que conocemos como crisis: De pronto algún suceso no programado nos descoloca y nos saca del entorno de comodidad para ubicarnos en otro lugar que nos obliga a escuchar al corazón o alma… Ahí uno se reencuentra con lo que es, se abraza, recuerda su origen, se recarga de energías y fluye… lo malo es que una vez pasada la crisis se retoma la vida externa y la vida interior queda nuevamente postergada.

 Debemos aprender de los árboles y poder crecer tanto hacia adentro como hacia afuera. Mucho crecimiento externo, con raíces débiles siempre acarrea enfermedades para el árbol y la posibilidad de que cualquier ventarrón lo arrastre o lo quiebre. Raíces fuertes, bien nutridas y solidas permitirán que enfrenten los rayos del sol, así como de la lluvia y el viento sin conflictos, y hasta con disfrute.
 
Siempre podemos empezar a cultivar nuestro mundo interior. A veces basta con cerrar los ojos en el metro o en el ascensor para llegar a ese espacio donde nos sentimos tan felices. Otras cuesta un poco más… pero algo que a todos siempre nos ayuda a llegar hasta ese espacio es la meditación…

Te deseo un feliz retorno a ese lugar desde donde provienes y donde nunca más vas a querer alejarte: Tu mundo interior...

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